IRUN- La tasa de desempleo de la comarca del Bajo Bidasoa llevaba casi una década de tendencia a la baja, desde el final de la anterior crisis en 2012, cuando estalló la pandemia en marzo. Un año después, y tomando como referencia los datos interanuales de enero de 2020 (11,2%) y el de este año (12,1%), el porcentaje de paro ha subido en casi un punto. Aunque la comarca sigue estando a la cola de Gipuzkoa (10%), la distancia con respecto a la media se ha acortado tras el primer año de pandemia.

¿Cómo de malos han sido los últimos doce meses para el empleo bidasotarra?

Buenos no han sido, pero creo que no han sido peores que para otras comarcas de Gipuzkoa. Me atrevería a decir que nos ha impactado menos, en términos estadísticos. Es cierto que veníamos de una tendencia muy positiva, que además nos estaba acercando a la media de Gipuzkoa en cuanto a tasa de paro, pero seguimos siendo la comarca con mayor desempleo del territorio. Eso, claro, depende de dónde pongamos el foco: no somos la comarca con mayor tasa de Euskadi y estamos muy lejos de la media estatal.

¿A qué cree que se debe esto?

En la agencia llevamos mucho tiempo preguntándonos a qué se debe esa mayor tasa de desempleo y puede haber varias razones. Una de ellas es que somos una comarca que presenta un crecimiento demográfico continuo; al crecer nuestra población en edad activa, es posible que tengamos un porcentaje mayor de gente en búsqueda de empleo que otras zonas.

Al margen de esto, parece que hemos hecho frente a la pandemia de forma más solvente que otras comarcas, el desempleo no ha subido tanto. ¿Por qué cree que hemos resistido mejor?

Creo que, como nos pasó en la anterior crisis, el tener un tejido económico muy diversificado nos permite compensar la pérdida de empleo de los sectores más castigados con los menos afectados. Irun, sin ir más lejos, es una de las diez ciudades de más de 50.000 habitantes del Estado con más puestos de trabajo industriales por residente. También tenemos un sector comercial potente, servicios avanzados a empresas, transporte...

¿Qué retos ha planteado la pandemia a Bidasoa Activa?

En un primer momento, el reto fue adaptar toda la actividad a los nuevos requerimientos, intentando dar respuesta a nuestro publico: pequeñas empresas de todos los sectores y ciudadanos en búsqueda de empleo. A partir de ahí, tratamos de coordinarnos con los ayuntamientos de Irun y Hondarribia para apoyarles en la definición y puesta en marcha de la estrategia a seguir para la revitalización económica de la comarca.

Me imagino que la vuelta a la presencialidad también fue un reto.

Ya el 13 de mayo, en cuanto se permitió, pusimos en marcha nuestro servicio de empleo. Nos parecía fundamental ofrecer esa asistencia, teniendo en cuenta que trabajamos con personas que muchas veces no tienen acceso a tecnologías de información para realizar los trámites.

¿Qué sensaciones os transmiten las pymes que están en contacto con la agencia?

Un poco de todo, depende del sector. Cuando hacemos encuentros con empresas, algunas nos cuentan que no les está yendo mal, pero que tienen mucho miedo a la incertidumbre. Otros han reorientado, en la medida de sus posibilidades, sus líneas de negocio a satisfacer nuevas demandas que han venido para quedarse. También hay sectores en los que la desesperanza es mayor, como el de la hostelería, que se ha visto afectada por los cierres, o el comercio, que aunque está abierto ve mermados sus ingresos debido a las restricciones de movilidad.

¿Cree que los próximos meses nos pueden llevar hacia la recuperación?

Tengo mucha esperanza en que realmente las vacunas van a funcionar, en que eso va a permitir la movilidad y la reactivación económica y en que no haya una cuarta ola importante antes del verano para que la tendencia sea hacia la apertura. En ese sentido soy optimista pero con moderación. Es difícil, porque hay tantas situaciones como empresas y muchas lo están pasando mal. Pero creo que siempre hay motivos para la esperanza y que tenemos que pensar en qué pasos hay que dar en el futuro cercano.