n diciembre de 1917 Pío Baroja escribió por primera vez, en una de sus colaboraciones para el semanario El Bidasoa, sobre la creación de una "sociedad secreta que se titularía Chapelaundis del Bidasoa y que contribuiría a formar una hermandad báquica con todos los pueblos de la orilla de este famoso río".

Aunque esta sociedad no era sino imaginaria en aquel entonces, Baroja llegó a escribir su discurso inaugural por el día de los Santos Inocentes de 1918 en un escrito en el que estableció las bases filosóficas de la supuesta entidad, que defendería el "chapelaundismo", una doctrina que buscaría la "edificación colectiva de una cultura vasca de significado universal", frente a los dogmatismos de los "chapelchiquis", personas de mollera hermética que abogaban por un nacionalismo puramente integrista.

Apenas una década después, los Chapelaundis saltaron de la imaginación de Baroja al mundo real cuando un grupo de irundarras inspirados por el escritor fundaron una agrupación recreativo-gastronómica bajo esa misma denominación: Chapelaundis del Bidasoa. La asociación, que estuvo en activo hasta la Guerra Civil, organizó eventos como una "Gran Gira Vasca al Monte San Marcial" el 11 de agosto de 1928, abogó junto a otras sociedades populares por la recuperación de las fiestas tradicionales de Irun y hasta contaba con vehículo propio con el que sus miembros realizaban excursiones por la regata del Bidasoa.

El local de la asociación se hallaba en un solar actualmente vacío, colindante al número 7 de la plaza Urdanibia de Irun, tal y como lo acredita un documento datado el 6 de marzo de 1928, en el que Micaela Eguiazabal, viuda de Carlos Arraiza, uno de los fundadores de la entidad y propietaria del inmueble, solicitaba la licencia para acondicionar la que sería la sede de los Chapelaundis.

Desde el pasado viernes, y a escasos metros de dicho solar, se puede visitar una placa que conmemora la historia de los Chapelaundis y que el Consistorio de Irun ha instalado en las inmediaciones de la plaza Urdanibia con el objetivo de conservar la memoria local. La placa recoge, además de la narración de la vida de la asociación, varias fotografías e imágenes que ilustran la historia de los Chapelaundis del Bidasoa.

En ese mismo sentido, otro grupo de irundarras cogió en 2018 el testigo de los Chapelaundis originales, refundando la asociación y nombrando, como ya lo hicieron los primeros, a Pío Baroja como su Presidente de Honor. Con todo, poco espacio queda para dudar de que a pesar de tener más de 100 años, el chapelaundismo continúa vigente a orillas del Bidasoa.

El "chapelaundismo" que propuso Pío Baroja abogaba por la "edificación de una cultura vasca de significado universal"