Los sanmigeles llaman a la puerta en Oñati, y aunque oficialmente no arranquen hasta el próximo miércoles, los primeros aperitivos invitan ya a la fiesta. Las niñas y niños fueron ayer protagonistas por partida doble. Por la mañana, en la celebración del Atsolorra, el rito vasco del nacimiento. Los miembros de la Corporación municipal, encabezada por la alcaldesa, Izaro Elorza, impusieron el pañuelito festivo a los pequeños nacidos en el último año, que fueron recibidos en el salón de plenos.

Por la tarde, las sonrisas y la alegría infantil se adueñaron de las calles. El estruendo de tambores volvió a dejarse sentir en el preludio de unos festejos, que después de dos años interrumpidos por la pandemia, regresan con todos sus alicientes. Tambores y barriles atronaron desde Bidaurreta –la tamborrada estrenó salida a la altura del monasterio– hasta la Herriko plaza. Con la mirada puesta en el cielo, ante una anunciada desapacible jornada, y rogando para que la lluvia no aguara el desfile, el paseo musical pudo completar todo el recorrido.

Mientras tanto en Aretxabaleta los sanmigelak recuperaron todo su esplendor. Las calles Durana y Mitarte se transformaron en un mercado al aire libre que ofreció una variada y rica oferta de productos de agricultura ecológica y artesanía, en el marco de las 27ª edición de la feria que se celebra en septiembre. Trikitilaris, txistularis, talos, bertsos…, además de ganado, aderezaron también una fiesta repleta de tradiciones. Oriundos y visitantes se ocuparon, por su parte, de responder una cita que volvió a demostrar que está en plena forma.

Hoy será el turno del deporte rural y el concierto de Aretxabaleta abesbatza, que homenajeará a las y los aretxabaletarras fallecidos durante la pandemia (19.00 horas). l