partir del 1 de diciembre, los clientes que acudan a la cafetería Ohbaba, solo por medio de tarjetas sin contacto. Un cartel en el establecimiento advierte desde hace días a los habituales del local del cambio que comenzará a funcionar en pocos días.

La cafetería, que también sirve comidas de origen vegetal y no vende alcohol, abrió sus puertas en septiembre de 2020, por lo que acaba de cumplir un año, que no ha podido celebrar a causa de la pandemia. Un andamio en el exterior afea la entrada pero no el interior.

Los responsables del local quieren seguir dando pasos hacia adelante, de acuerdo con la filosofía del establecimiento, y han decidido retirar las monedas y billetes de su día a día porque consideran que la opción de la tarjeta no tiene más que ventajas.

La donostiarra Nora Esnaola, abogada transformada en hostelera, es una de las dueñas del establecimiento, junto con Koldo Amondarain. El ambiente de tranquilidad nórdica no parece casual en la cafetería y Esnaola recuerda que "en Suecia ya nadie paga con monedas, todo se hace con tarjetas contactless". Cree, además, que en Donostia será el primer establecimiento de hostelería que se lance a este cambio, una vez levantadas las restricciones de la pandemia, pero no el único.

"Tras el confinamiento la gente vio que existían ventajas a la hora de no usar monedas y billetes, que van de mano en mano", explica. Asimismo, añade que el pago con tarjeta sin contacto es cómodo tanto para los clientes como para los trabajadores, que solo tienen que anotar los pedidos en la tablet y no tienen que salir a buscar cambios.

Para pagar, el cliente no tendrá más que acercar su tarjeta, móvil o smartwatch al Pinpad que se colocará en la barra. "Cada vez más clientes pagan con el reloj y, desde luego, los extranjeros no usan dinero", señala Esnaola, que añade que el pago con tarjeta no deja pie a la contabilidad en negro. "Antes de tomar la decisión nos hemos informado y, además, el pago por medio de tarjeta activa la economía, según los entendidos", explica.

pedir en la barra

La originalidad del local, que dispone también de una cuidada página web se aprecia también en otras cuestiones. Por ejemplo, los trabajadores no se acercan a las mesas, sino que es el cliente el que debe hacer su pedido en la barra y pagarlo. Luego, el camarero se lo lleva a la mesa.

Los 130 metros cuadrados de planta del local, además, permiten que las mesas estén convenientemente separadas, lo que ha atraido a no pocos clientes en estos momentos. La cocina está abierta en todo momento y se trabaja los siete días de la semana con un espíritu distinto al de otros locales. "Es un proyecto personal en torno a la sostenibilidad y la concienciación", explica Nora, que confía en que la retirada de las monedas en su local sea bien acogida por todos. Como lo son también sus otras particularidades.

"En Suecia ya nadie paga con monedas y todo se hace mediante tarjetas 'contactless"

Propietaria