Uno de los problemas crónicos de los hospitales públicos es que un número considerable de sus médicos trabajan también en la medicina privada. En los 90 se buscó la solución de que a las jefaturas de servicio se les exigiera la dedicación exclusiva para que garantizasen que los intereses privados de algunos miembros de sus servicios no repercutiesen en la accesibilidad equitativa de los pacientes a los tratamientos. Después la Administración ha preferido comparativamente con la UE pagar salarios más bajos a los médicos especialistas y dejar sin efecto la exclusividad.En mi vida profesional he sancionado distintas modalidades, la de “atajos” a los tratamientos quirúrgicos desde las consultas privadas, o los de aquellos que, tras decirles en la pública que han de esperar mucho, por la falta de quirófanos disponibles, luego les llaman por teléfono para ofrecerles una rápida y muy costosa intervención en la privada. La ciudadanía conoce bien estas corruptelas de algunos profesionales de la sanidad pública.Sorprende que, como dice el comité de Onkologikoa, sus tres quirófanos estén ocupados solo al 20% cuando hay esperas para cirugías oncológicas que podrían reducirse si estos se utilizaran. ¿Quién se beneficia de ello? Sin duda, quienes logran captar a aquellos pacientes que prefieren y pueden pagar antes de esperar. Grave es también que teniendo esos quirófanos vacíos en un centro vinculado con el Departamento de Salud, se hayan derivado pacientes a operarse a un centro privado.Conozco el caso de un paciente que esperó desde enero hasta mediados de abril para ser intervenido de un carcinoma de piel en la cara, en una zona problemática para su reconstrucción y que, a pesar de haber escrito a la dirección médica del HUD pidiéndole que dispusiera de los recursos para su rápida intervención, no sólo quedó sin respuesta sino que la intervención se demoró en un mes más. En Onkologikoa, desde enero había dos cirujanos plásticos y quirófanos vacíos. Terminó en la CUN, donde consideraron indemorable la reintervención, fruto de la demora.Con las consultas sucedió algo parecido. Se cerró la cartera de clientes privados de Onkologikoa, teniendo que acudir estos a otros médicos privados. Y esta limitación vino supuestamente impuesta desde el HUD y no por profesionales con dedicación exclusiva. Muchas mujeres que acudían privadamente o por seguros libres a Onkologikoa para hacerse una mamografía o exploración ginecológica donde tenían su historial, ahora lo tienen que hacer desde la indicación de un ginecólogo privado y en el centro que ellos dispongan.Onkologikoa suponía una ventaja para los guipuzcoanos, quienes, manifestando su voluntad de acudir a ese centro por un proceso o sospecha de cáncer, tenían derecho a hacerlo con la autorización del inspector. Esto ha desaparecido con la vinculación con Osakidetza. Ahora los médicos de Osakidetza reciben instrucciones de enviarlo todo a ese hospital público con algunos médicos que también trabajan en la privada. Así han cerrado el acceso de los pacientes a Onkologikoa.Sagardui, aprovechándose de su pedestal mediático y faltando a la verdad, dijo que Onkologikoa “está recibiendo más pacientes que nunca”. Al final haremos un buen dosier con las declaraciones de esta consejera. La mitomanía política suele ser peligrosa pues suele pasar factura.Iñigo Jaca Arrizabalaga