Recuerdo como un especialista en medios de comunicación social, en concreto el publicista Michael Levine (1954), escribió: “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista”. Ser padres no significa simplemente engendrar hijos, sino -y sobre todo- ejercer la responsabilidad de educarlos. Poner hijos en el mundo es relativamente fácil, lo que de verdad importa es saber amarlos y formarlos. Para cualquier profesión hoy se necesita un largo aprendizaje y un esfuerzo humano considerable. Para ser padres, en cambio, parece que todo el mundo sirve. Y no es así. La responsabilidad de la paternidad debe exigir una madurez psicológica suficiente y una seria formación humana. Ser padres y ejercer como tales no se puede improvisar. La relación entre padres y educadores es vital y clave ante este inicio del curso escolar. Nuestras escuelas, ikastolas y colegios ya están en marcha, además de manera presencial. ¡Qué bueno! No podría olvidar aquello de “predicar con el ejemplo”. Aquí no hay trampas ni juegos verbales. Lo que atrae y educa de verdad es el ejemplo. Y esto, en todos los campos de la vida, es fundamental. Y sobre todo en el mundo educativo y familiar es incuestionable. Quiero poner en valor y recordar con gratitud a todo el profesorado y personal de la enseñanza.