Ha sido protagonista del cañonazo como artillera mayor y ha vivido las fiestas de Semana Grande con cariño y pasión. Este segundo año de pandemia y sin Aste Nagusia, Onintza Mokoroa lo lleva peor, “más triste”.

No hay fiestas ni puede haberlas. Usted que protagonizó uno los actos centrales de la fiesta, ¿Cómo vive otro verano sin Semana Grande?

- Este año me pesa bastante más que el año pasado, cuando veníamos de estar encerrados en casa, había fallecido gente cercana... Este verano parecía que veíamos algo más de luz pero al ver que las cosas no avanzan, que cuando se organiza algo das pie a que la gentes se pase y no cumpla las normas, la situación resulta pesada. Todo esto me da pena. Creo que se pueden hacer las cosas de otra manera y este año me estoy dando cuenta de que con las fiestas se está dando un cambio de era.

¿A qué se refiere?

-Tal vez no podremos hacer futuro las cosas como las hacíamos, igual habrá que hacerlas de otra manera. Lo veo todo con nostalgia, con tristeza. Veo la situación con contradicciones, con distintas posturas en cada país. Lo único que está claro es que el virus ha llegado para quedarse y que impulsa un cambio de era. A mí me da un poco de pereza, me sentía muy a gusto con las cosas como estaban.

¿Qué fiestas nos esperan?

- Las fiestas nacen y se nutren de socializar, de que las personas estemos juntas. Ahora no lo estamos haciendo y las fiestas se cocinan con la gente. Para quienes organizan, las cosas son también más complicadas, no pueden contar con lo espontáneo. Esto te corta las alas y resta motivación.

Ante este panorama, ¿cómo vive el recuerdo del cañonazo?

-Cuando subes a la terraza del Ayuntamiento no es como en Iruñea o en Bilbao, con un montón de gente botando y cantando. Aquí es un acto para otra tipo de público, para familias, niños, mayores... Pero se veían esas caras de ilusión, tanta gente que no entraba en Alderdi Eder esperando a que se eche el cañonazo como pistoletazo de salida de las fiestas. Era una emoción muy compartida. Me siento un poco nostálgica y no sé si se recuperará, ni cuándo, esa ilusión. Y es que el miedo es libre.

La gente tiene ganas de estar con gente, pero todo se puede hacer bien, mal o regular.

-Creo que lo esencial es que nos vacunemos. Cuando estemos todos vacunados igual podremos hacer otras cosas. Yo creo que la gente, en la medida que pueda, tiene que seguir haciendo cosas, siempre respetando las medidas que nos dictan, con sentido común. Se han puesto en marcha muchas cosas, como los centros escolares que han ido bastante bien. Con una buena organización se pueden hacer cosas. El que quiera hacer fiesta, lo tendrá que hacer aplicando las recomendaciones y sin poner en peligro a los demás. Uno puede arriesgarse si quiere, pero no puede arriesgar a quienes le rodean.