l COVID-19 ha frenado muchas actividades en Donostia pero no la construcción de hoteles y, precisamente, en estos días, las obras son más que visibles en dos de los edificios propiedad del Obispado, que han sido arrendados a empresas especializadas en el alojamiento con el fin de convertirlos en infraestructuras para el turismo. No son los primeros ni, al parecer, serán los últimos que cambiarán el olor a incienso de los oficios religiosos por el del café y las tostadas de los desayunos de los visitantes. El colegio Mariaren Bihotza podría seguir la misma tónica en el futuro, según el interés mostrado por algunos.

Estos días, la firma de Castellón Intur Hoteles ha anunciado que añade un nuevo hotel a su oferta donostiarra, que se estrenó hace un par de años con el establecimiento Villa Victoria, en un edificio de nueva construcción y aspecto clásico en la calle San Bartolomé 13. El nuevo establecimiento de la firma se sitúa en el edificio que ha sido sede de la vivienda del obispo en los últimos años, en la esquina entre la plaza del Buen Pastor y las calles Urdaneta y Fuenterrabía. La autoridad de la Iglesia católica en Gipuzkoa se trasladará a un piso habilitado en la parte trasera de la propia catedral.

El nuevo hotel de Urdaneta 10, aún con andamios, ha sido bautizado como Villa Katalina by Intur y contará con 34 habitaciones distribuidas en cuatro pisos, así como bar cafetería. Será el segundo de la firma en Donostia pero el noveno en el Estado.

Según el director general de Grupo Intur, Iker Llano, la arquitectura característica del ensanche Cortázar “servirá de hilo conductor para marcar tanto el diseño de las habitaciones y zonas comunes como el interiorismo, que serán acordes a esta esencia donostiarra, elegancia original adaptada a los nuevos tiempos”.

Otro edificio más moderno y propiedad del Obispado, el que acogía la Curia, en la calle Zabaleta, con ventanas a esta calle y al paseo de Colón, también está estos días en plena transformación para convertirse en un aparthotel de dos estrellas con unas 26 habitaciones.

El edificio, de la segunda mitad del siglo pasado, no está incluido en el Plan de Protección del Patrimonio Urbano Construido (Peppuc), aunque sus fachadas, con cierta inspiración eclesial en sus ventanas alargadas, se mantendrán. El conjunto, además, contará con un bar.

Aunque estos no han abierto aún, otros edificios de carácter religioso ya están funcionando como hoteles en pleno centro donostiarra. Sin ir más lejos, el convento de las Siervas de María, en la calle San Martín, fue adquirido por la firma Zenit y acoge ya a visitantes. Lo mismo sucede con el recientemente abierto Catalonia en el lugar que ocupaba el convento de la Compañía de María en el cerro de San Bartolomé. Entre ambos se sitúa el convento de las Reparadoras, trasformado también en hostel, además de restaurante y terraza de moda.

Ante las críticas recibidas por un grupo de fieles, el obispo, José Ignacio Munilla, defendió el arrendamiento de estos espacios con el fin de lograr fondos para la Iglesia.