l monte Urgull es un espacio de paseo para muchos donostiarras y vecinos de localidades cercanas desde que el montículo de uso militar en los últimos siglos fue comprado por el Ayuntamiento de Donostia al ministerio de Defensa en 1921. Sin embargo, muchos de los paseantes o curiosos que llevan toda su vida recorriendo el lugar no son capaces de distinguir los espacios, desconocen por qué algunos se llaman baterías, no saben qué conexiones tienen los caminos o para qué era la fuente de Bardocas (de uso exclusivo militar).

A partir de ahora, un folleto y una aplicación para el teléfono móvil permiten dar un paseo con fundamento por este monte, que en origen fue una isla, como Santa Clarasegún desvela la geología. Con el tiempo fue uniéndose a tierra firme por un tómbolo de sedimentos, sobre el que se asienta la actual Parte Vieja. El museo de San Telmo, que ha puesto en marcha ambos productos en un verano en el que las actividades culturales del monte han quedado anuladas por el coronavirus, también ofrece la posibilidad de contratar visitas guiadas, una iniciativa que viene de atrás pero que este verano puede ser una buena opción de ocio sin aglomeraciones y al aire libre.

Sea de modo particular, con el folleto o la app, o en visita guiada por un especialista, quienes acudan a Urgull con un interés sobre su patrimonio histórico y su naturaleza podrán conocer que el Ayuntamiento compró el monte y sus instalaciones militares a un precio de 1.500.000 pesetas, para dedicarlo “a jardines, parques y servicios de uso público o de interés general”.

Poco después, comenzó el derribo de todas sus estructuras militares, lo que provocó un gran rechazo popular, según explica el museo de San Telmo. La muerte del ingeniero Leiva en la explosión del cuartel de Santiago detuvo definitivamente las voladuras del monte, por lo que perviven las construcciones militares.

“Este suceso da cuenta del cambio de la percepción del patrimonio de principio de siglo, cuando se incrementa la sensibilidad para mantener el legado de tiempos pasados”, recuerda el museo, que añade que hasta entonces la arquitectura militar era “absolutamente funcional, construida, puesta a prueba y en constante remodelación. “Por ello debemos entender que las numerosas transformaciones de las fortificaciones del monte Urgull son el reflejo de ese pasado bélico de la ciudad, siempre vivo y con la necesidad constante de adaptarse a los cambios en la tecnología de guerra”, explican los especialistas de San Telmo. De hecho, en Urgull, como en muchas otras zonas fortificadas, las construcciones militares se encuentran unas encima de otras ya que no se derribaba lo anterior para crear defensas o edificios.

Tanto el folleto como la nueva app incluyen un mapa del monte y proponen un recorrido por el lugar. El mapa ofrece la estructura de caminos en un recorrido de baja dificultad que invita a perderse por los recovecos del lugar. En la aplicación para el móvil, además, se ha añadido un itinerario de los distintos miradores del promontorio, además de abundante información sobre la naturaleza y fotografías antiguas del monte. También ofrece explicaciones sobre especies naturales y miradores paisajísticos.

Del Fondo Galarza

Las antiguas fotografías que pueden contemplarse en la aplicación son 22, algunas de ellas del fondo González Galarza, que cuenta con imágenes desde 1910. También se han seleccionado dos imágenes de Hermenegildo Otero y Valentín Marín, fotógrafos pioneros que a finales del siglo XIX emplearon tecnologías pioneras en su tiempo.

Los interesados en cubrir el itinerario propuesto deben iniciarlo en el museo de San Telmo, donde pueden solicitar el folleto y descargarse la aplicación que, una vez en el móvil, funciona sin necesidad de conexión. La app se denomina Urgull, es gratuita y sirve para teléfonos pero también para tabletas con Android e iOS.

Además de la historia de las fortificaciones militarles, quienes se animen a conocer Urgull y sus detalles podrán conocer las especies vegetales que se han ido adaptando al lugar ya que en su mayoría fueron plantadas hace no tanto tiempo. De hecho, el arbolado era arrasado en épocas militares ya que una chispa podía incendiar la zona y poner en peligro el complejo destinado a la defensa de la ciudad.

Las gaviotas y salamandras son habituales en este espacio, así como los tamarices, plantados como otras especies decorativas. La fauna propia del lugar, como la lagartija de Urgull, o las flores de siempre, como la armeria euscadiensis, que está protegida, también son protagonistas del paseo guiado.