Estoy harto de ver fotografías de políticos en inauguraciones y en presentaciones de cualquier nadería. Y todavía no ha empezado la campaña electoral.
Estoy harto de que la cutrez llegue a tales extremos entre algunos miembros de la casta que se llegue a jugar sucio con el fin de evitar que el competidor acuda a tiempo para posar en la instantánea. Y luego traten de justificar lo injustificable con excusas propias de niños.
Estoy harto de que EiTB no diga nada sobre la movida Urchueguía ni sobre el enquistado conflicto de Musikene. Al fin y al cabo, son bobadas que afectan a la antigua edil de un pueblecillo menor y a un centro de enseñanza de 300 alumnos, más raros e insensatos que los ratones coloraos porque pretenden estudiar música y vivir de ella.
Menos mal que, para compensar mi cabreo, leyendo el pasado domingo las páginas de este medio, pasó por mis ojos y directamente a dos de mis tres ces -corazón y cabeza- una carta abierta del profesor de piano Emmanuel Ferrer-Lalöe dirigida a la coordinadora de Musikene, señora Rodríguez Suso. Rezumaba ironía y radicalidad. De raíz.
Leer a una persona de su nivel que "la música y su práctica instrumental es una escuela de virtudes como la perseverancia, la paciencia, el rigor, la precisión, la superación, el gusto por el esfuerzo, la honestidad, la constancia, la humildad, la tolerancia y la generosidad hacia uno mismo y hacia los demás?" es plantar ante tus narices el decálogo de los valores que deben transmitirse en cualquier proceso educativo y practicarse en toda actividad profesional.
Añadía que hacía suya la máxima de Sidharta: "La verdadera profesión del hombre es el camino hacia sí mismo". En contraposición a la que suele ser habitual: "?camino hacia el bolsillo de uno mismo".
Supongo que el señor Ferrer-Lalöe será un magnífico concertista. Pero de la lectura de su escrito deduzco, sin duda alguna, que es un excepcional pedagogo, no sólo en su especialidad sino, lo que es más importante, desde una vertiente política y social. Recomiendo encarecidamente a los miembros actuales o potenciales de la casta que le lean.
Les garantizo que, si practican lo que sugiere, no estarían en el tercer puesto del ranking de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos. Sólo por debajo del paro y de los problemas económicos.
La práctica activa de los valores que difundía en su artículo el señor Ferrer-Lalöe siempre es rentable para la sociedad. Hasta para los políticos. Aunque no se lo crean.