El partido entre el Cádiz y el Barcelona no pasará a la historia por el juego de ambos equipos, ni siquiera por el resultado, sino por el angustioso momento vivido en el Nuevo Mirandilla en el tramo final del encuentro cuando, un aficionado que se encontraba en la grada del Fondo Sur sufrió un infarto. Ahora, con la víctima recuperándose en el hospital Puerta del Mar de la capital gaditana, queda preguntarse si el dispositivo de emergencias de los campos de fútbol es el correcto para atender este tipo de contratiempos y es que, cabe recordar que estos recintos deportivos acogen, cada fin de semana, a decenas de miles de personas.

Una de las cuestiones que más llama la atención de la emergencia ocurrida en Cádiz es que, según ha denunciado uno de los sanitarios que participó en el operativo médico, el Nuevo Mirandilla carece de un dispositivo sanitario autosuficiente, sino que depende de recursos externos para atender este tipo de situaciones.

La situación es muy distinta en Anoeta, donde desde hace años, la Real tiene externalizado el servicio preventivo sanitario con Cruz Roja Gipuzkoa, que es quien se encarga de prestar todo lo relacionado con el personal, las dotaciones y la logística a nivel sanitaria en los días de partido en el estadio. En total, son 24 las personas de Cruz Roja (dos médicos, dos enfermeras, seis técnicos, 12 socorristas de primeros auxilios, un conductor de carrito eléctrico para el terreno de juego y un coordinador de transporte sanitario) que dan cobertura a los partidos en Anoeta.

El estadio, a nivel de gradas, no dispone de enfermería propia (si existe una en la zona interna de Anoeta, justo al lado del vestuario visitante y que es de explícito uso profesional para los jugadores), pero sí cuenta con dos ambulancias en los exteriores y dos más medicalizadas, una de ellas preparada para entrar al terreno de juego en caso de necesidad. Según recoge el protocolo de la Real, todas las vías de acceso de estos vehículos están libres de cargas y disponen de las medidas mínimas reglamentarias para darles su correcto uso en caso de emergencia. Es el personal de Cruz Roja el que, antes de cada partido, revisa que todos los vehículos cuenten con todo el material necesario y que todos los accesos de emergencias están despejados.

Además, dispone de nueve desfibriladores semiautomáticos ubicados en distintas partes del estadio: dos en el terreno de juego, cuatro en el anillo inferior (Fondo Sur, Fondo Norte, Tribuna Este y Tribuna Oeste) y tres en el anillo superior (Tribuna Este, Tribuna Oeste y Fondo Sur).

Explica el protocolo que, para llevar a cabo una respuesta más rápida y óptima en caso de necesidad de asistencia sanitaria, el personal de Cruz Roja se reparte estratégicamente en cada uno de los sectores.