hondarribia - Jose Luis Uranga y Leire Juaristi se muestran “encantados” de haber cumplido tres décadas juntos, y no solo trabajando sino también como pareja que son. Reconocen que la gente les dice que ”eso tiene doble mérito” pero ellos no le dan especial importancia al hecho de trabajar y convivir juntos.

José Luis, ustedes acaban de cumplir 30 años trabajando, pero la historia de la peluquería Uranga es más larga. ¿Cómo llega usted a trabajar aquí?

-JOSÉ LUIS: La peluquería la montaron mi padre, José Uranga, y su socio y amigo, Antonio Oiartzabal, hace más de 70 años y estuvo siempre en la Alameda, junto al batzoki. Al fallecer Antonio, mi padre siguió con el negocio hasta la jubilación. Yo era todavía muy joven y hubo otro peluquero trabajando hasta que, ya mayor y después de formarme como es debido, tomé las riendas de la peluquería. Y al poco tiempo fue cuando, en fiestas de Hondarribia, nos conocimos Leire y yo. Ella era esteticista y empezó a trabajar conmigo, ayudándome. Fue aprendiendo y al final, acabó haciendo los cursos de peluquería. Y desde entonces, aquí estamos.

¿Siempre tuvieron claro que se dedicarían a la peluquería?

- J.L.: Yo en el fondo siempre tuve claro que quería hacer esto. Desde muy pequeño, al salir del colegio Biteri, iba a la peluquería y pasaba las tardes con mi padre. Aprendí el oficio, al menos las bases, de él. Luego sí que quise formarme, para dominar al mismo tiempo lo más actual. Mi padre quería que primero estudiara, y me metí en la FP de carpintería, pero no era lo mío. Y acabé en la peluquería.

LEIRE: Me gustó la peluquería enseguida, y además es un campo afín al de la estética. Trabajo muy a gusto en esto, la prueba es que llevamos 30 años y seguimos siendo felices, porque tenemos una clientela estupenda y muy fiel, cosa que no es fácil.

¿Ha cambiado mucho el oficio?

-J.L.: Se podría decir que sí, y que no a la vez. Las bases son las de siempre, pero las técnicas y los gustos, lo que está en boga en cada momento, van cambiando y evolucionando. Antes se cortaba en seco y ahora en mojado, también han evolucionado los utensilios y herramientas... Pero al final, se trata de satisfacer las necesidades y los gustos del cliente. Por eso, la formación en esto de la peluquería es algo constante. Vamos a cursos o incluso ya en los últimos años, los hacemos online. Nunca se deja de aprender en este oficio.

Además de peluquería, también se dedican a la barbería. ¿Está especialmente de moda la barba?

-L: La barba y la perilla siempre han tenido momentos en los que se llevaban, han ido yendo y viniendo. Lo que sí ocurre es que en estos últimos años, vuelven a estar en boga, con la estética de los hipsters, por ejemplo. Nosotros estamos especializados en peluquería de caballeros y ofrecemos también esos cuidados para la barba o la perilla, algo que quizá no ocurre tanto en las peluquerías mixtas. Pero nos adaptamos a lo que haga falta, siempre manda el cliente.

¿Cómo influye Internet en su trabajo? ¿Además de la formación, utilizan las redes para promocionarse?

-L: Hay clientes, sobre todo la gente más joven, que llegan a la peluquería y con una foto de Facebook o Instagram, te piden un corte y peinado concretos. También se lleva mucho lo de imitar a futbolistas, como Cristiano Ronaldo o Messi, que siempre marcan tendencias. Pero como peluquería, tenemos una web que cuenta quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos y los precios. No nos va lo de estar todo el día subiendo fotos a las redes.

El 30 de mayo, celebraron tres décadas de trabajo, invitando a sus clientes a cortarse el pelo y a tomarse algo. ¿Cómo fue?

-J.L.: En realidad, pensamos en su momento celebrar los 25 años, pero se nos fue el tiempo, y lo hemos hecho a los 30. Fue un día en el que afloraron muchos sentimientos. La gente se acercó a vernos y a celebrarlo, y nos trajeron flores, bombones, pasta, cava y vino. Hasta música. Nos hicieron sentir muy queridos.

L: Nos decía un cliente que él viene al peluquero (o peluquera), que no va a la peluquería. Nuestros clientes son lo mejor que tenemos y estas vivencias son lo que nos va a quedar para toda la vida, de este oficio.