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La iglesia de San Bartolomé esconderá un edificio de cristal, que será parte del hotel

La fachada del convento se convertirá en el rostro principal del establecimiento

La iglesia de San Bartolomé esconderá un edificio de cristal, que será parte del hotel

donostia - La iglesia del cerro de San Bartolomé esconderá en el futuro un edificio de cristal, que permitirá contemplar desde su interior el edificio religioso de piedra. La iglesia concentrará los elementos comunes del hotel dentro de los muros desnudos de la nave. “Es la mejor forma de valorar precisamente la riqueza de la historia heredada, el diálogo entre el pasado y el presente en una situación de respeto mutuo y sin conflictos”, explica a este diario Juan Antonio Barrenechea, arquitecto del equipo Arkilan, responsable del diseño de la zona alta del cerro de San Bartolomé, junto con Josu Iriondo.

Los cambios que sufrirá el cerro en el futuro forman parte de la modificación del Plan General aprobada por el Ayuntamiento el pasado mes de marzo y que debe ser ratificada por la Comisión de Ordenación del Territorio del País Vasco.

La intervención prevista dentro de la iglesia no toca los muros por el interior “en una lectura de respeto mutuo”, explica el arquitecto de una intervención que pretende conjugar el pasado con el presente en armonía.

Por otra parte, la fachada del convento se convertirá en el rostro principal del establecimiento hotelero, aunque el resto de la residencia de monjas se derribará para reconstruir el nuevo inmueble destinado a acoger habitaciones. Ambos elementos arquitectónicos están protegidos por su valor histórico por lo que, a pesar de los cambios, se mantendrán en la futura ordenación de la zona.

Así, seguirán reinando sobre el cerro de San Bartolomé tanto la fachada del convento, atribuido a los arquitectos Sebastián Camio y José Clemente de Osinalde, y fechado en 1887, así como los pináculos de la iglesia, visibles desde gran parte de la capital guipuzcoana.

La modificación de los planes urbanísticos para la zona alta de San Bartolomé incluye también la creación de una amplia terraza abierta al público, situada sobre la calle Easo y con vistas al ensanche de Cortázar y a parte de la bahía de La Concha. Esta atalaya será un espacio público muy visitado ya que se encontrará entre el hotel y un restaurante previsto en la zona.

La plataforma con vistas sobre la ciudad se asentará en parte sobre la cubierta de un nuevo edificio de cinco plantas, que se ubicará en el extremo sur del muro de San Bartolomé. El inmueble, destinado a acoger viviendas, tendrá una triple función, ya que servirá también para sujetar la ladera trasera del monte.

Por ello, el edificio será mucho más costoso que un inmueble convencional ya que su construcción será especial. Antes de levantarse tendrá que construirse un muro anclado que consolide la ladera y la deje definitivamente segura, según explica Barrenechea. Por ello, el incremento de costes de esta edificación podría situarse en un 20% y un 30% más que una tradicional.

Esta construcción es una de las novedades de la modificación del Plan General que está ahora en la última fase de tramitación. Los cambios propuestos y aprobados por la Corporación incluyen también garajes y espacios comerciales semienterrados en la ladera del cerro que mira hacia Aldapeta.

En el sótano menos uno de este complejo está previsto, además, que se construya una de las bocas de metro previstas por EuskoTren. La estación contemplada tendría tres salidas: por las proximidades del hotel de Londres, por la esquina de las calles Loiola y San Martín y la situada en la zona comercial de San Bartolomé.

calle nueva Pero estas actuaciones todavía tardarán un tiempo en comenzar a ejecutarse. Mientras, la sociedad San Bartolomé Muinoa sigue con los planes iniciados en Amara Zaharra y prevé que la nueva calle Estella-Lizarra, que será la prolongación de Larramendi, pueda abrirse efectivamente en verano, según las previsiones de la sociedad promotora.

Antes de dar forma a la nueva calle, sin embargo, se tendrán que derribar los edificios del número 22 de la calle Easo y los de los números 1 y 2 de la plaza, con el fin de dejar espacio a la futura calle. Estas actuaciones, según San Bartolomé Muinoa, tienen que ser realidad antes de verano, al igual que la creación de un gran muro de contención junto al nuevo colegio de San Bartolomé.

La calle Estella-Lizarra servirá en el futuro para subir a la zona alta del cerro mientras que la bajada se efectuará por la cuesta de Aldapeta, que servirá solo para el acceso de los coches al Centro. En este punto, el equipo de Arkilan ha previsto un cambio en la inclinación de la parte final de la cuesta, con el fin de que deje de ser inclinada y sea llana, de modo que el acceso tanto a los garajes como a la zona comercial y a la boca de metro prevista en el sótano se pueda llevar a cabo desde un espacio más cómodo que el actual.