Donostia. La casa de cultura de Loiola se podrá ampliar en el futuro con el caserío contiguo, Matxiñene, de modo similar a lo sucedido en Altza, donde el centro cultural Casares abrió una nueva sede con la remodelación del cercano Tomasene.
La decisión de utilizar el viejo caserío -albergó hace unos años un conocido asador- como zona de equipamiento público, en lugar de como residencia, es uno de los cambios previstos en el Plan Especial de la zona conocida como Ciudad Jardín de Loiola, que prevé la transformación de este espacio urbano poco ordenado. El diseño está siendo elaborado con el apoyo de los vecinos de Loiola, que han participado en tres jornadas de talleres, según explicó a este diario el concejal de Urbanismo, Ricardo Burutaran, que tomó parte en las sesiones junto con el edil de Participación Ciudadana, Axier Jaka.
La zona, al igual que otros puntos de Loiola y Martutene, se encuentra al ras del río y presenta un alto riesgo de inundaciones, según los estudios de Medio Ambiente del Gobierno Vasco. Por este motivo, las actuaciones previstas en este entorno de 66.000 metros cuadrados contemplan el derribo de algunos edificios, como, por ejemplo, los inmuebles de talleres ubicados junto al río en la calle Sierra de Aralar, así como el edificio de viviendas Lopetegi Berri que, en caso de ser mantenido, tendría que quedar protegido por un gran muro, algo que los urbanistas desaconsejan.
El resto de las viviendas de Ciudad Jardín, numerosas villitas y casas unifamiliares, quedarán consolidadas en la futura ordenación, que, sin embargo, verá nacer nuevas edificaciones. En concreto, el Plan Especial en fase de elaboración prevé la construcción de 272 viviendas, con 25.000 metros cuadrados de techo. De ellas, 64 serán de protección oficial, 36 de precio tasado y otras 172, de precio libre. Asimismo, se prevé dotar a la zona de 6.000 metros cuadrados para locales comerciales u otros usos de tipo terciario. Los nuevos edificios residenciales serán de una planta baja más tres pisos frente a la casa de cultura y de cinco pisos, en los demás puntos del entorno.
Otro de los cambios más llamativos del entorno será la desaparición del actual aparcamiento situado frente al centro cultural y su transformación en una plaza de unos 5.000 metros cuadrados. Además, el actual vial cambiará de lugar, de modo que la plaza quedará unida al centro cultural sin tráfico. El actual estacionamiento -en realidad un solar privado cuyo dueño ha permitido este uso- será sustituido por cerca de 140 plazas de aparcamiento en las nuevas calles que cruzarán el barrio.
El plan urbanístico en elaboración prevé mantener el frontón y crear una zona deportiva en el entorno actualmente ocupado por los edificios de talleres y Lopetegi Berri. Este espacio, de 3.250 metros cuadrados, estará protegido de posibles inundaciones mediante un montículo de tierra elevado, que ejercerá como parapeto.
La ordenación prevé también integrar la futura estación del Topo y el desdoblamiento de la red de Euskotren a su paso por Loiola. Asimismo, dará continuidad a los bidegorris existentes.