Donostia - Fermín Ezcurra falleció ayer en Iruñea a la edad de 95 años y con él se fue el personaje más importante en la historia de Osasuna. A lo largo de las 23 temporadas en las que ejerció como presidente, entre noviembre de 1971 y marzo de 1994, el club navarro fue forjando su leyenda, desde la Tercera División, lugar donde se lo encontró Ezcurra, hasta competir en Europa por vez primera, amén de forjar un legado (El Sadar, Tajonar) que se fue dilapidando tras su abrupta marcha. Porque fue precisamente la pulcritud en la gestión y el sentido común lo que permitió a Osasuna ser uno de los cuatro clubes (junto al Athletic, Real Madrid y Barcelona) que no tuvieron que reconvertirse en 1992 en sociedades anónimas deportivas y a la vez competir durante catorce temporadas en Primera División.

Los recelos de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona llevaron a Fermín Ezcurra hasta la presidencia. Tras cursar estudios en el Centro Mariano en la Escuela de Artes y Oficios, ingresó como meritorio en la entidad bancaria en 1937, ejerció de recadero y acabó de director. En 1971 Osasuna solicitó un crédito para enjugar sus deudas y la Caja puso como condición que su eficiente empleado entrara en la directiva para velar por la estabilidad económica del club y los pagos puntuales del crédito concedido. Fermín Ezcurra se encontró con un equipo en Tercera División, un presupuesto de 20 millones de pesetas (120.000 euros) y una deuda de 60 millones (360.000 euros). A los pocos meses de su llegada dimitió el entonces presidente Emilio García Ganuza, cabeza visible del desastre financiero. Osasuna dio a partir de entonces un giro radical. Ezcurra acabó con los problemas económicos y el club entró en una nueva dimensión.

regreso a primera En la temporada 1979-1980, Osasuna consiguió el ascenso a Primera División, recuperando una categoría que dejó en 1963, y además lo hizo apostando por la cantera, consecuencia de la austeridad que Ezcurra impuso para sanear económicamente la entidad rojilla. Dos años después, en 1982, se inauguraban las instalaciones de Tajonar, donde se han forjado numerosos jugadores que dieron el salto al primer equipo y que terminaron engrosando la plantilla del Athletic.

Osasuna aguantó en Primera División hasta la temporada 1993-1994, cuando descendió a Segunda por mor de las circunstancias. Se trata de un club modesto, que gastaba en función de sus ingresos, yendo a contracorriente de los tiempos, con el despilfarro como norma y ante la laxa vigilancia de las correspondientes haciendas.

Osasuna se clasificó para disputar la Copa de la UEFA en 1985 por primera vez en su historia, repitió en 1991 y consolidó su leyenda de equipo competitivo, sobre todo en El Sadar, un estadio donde también dejó su huella con la construcción de la Tribuna Alta sin costo alguno, no en vano la Liga de Fútbol Profesional sufragó la obra a modo de compensación, ya que el club navarro no recibió ayudas para su conversión en SAD.

Sin embargo, Fermín Ezcurra dejó Osasuna el 9 de marzo de 1994 por la puerta de atrás. “Me voy por las críticas recibidas. No he dejado el puesto porque Osasuna vaya el último. La historia me juzgará”, dijo en su despedida. Y la historia le ha juzgado, colocándole en lo más alto del pedestal del club rojillo. El presidente actual, Luis Sabalza, afirmó ayer que los osasunistas deben estar “eternamente agradecidos” a Fermín Ezcurra por hacer posible que “Osasuna siguiera siendo un club”.

Ezcurra, además, abrió la mano con mucha diplomacia para que los futbolistas de Osasuna pudieran jugar con la selección de Euskadi, un hecho que años atrás no era bien visto por una buena parte de la sociedad navarra.