En unos días, apenas en unas horas, Lewis Hamilton transformó la depresión en la mayor de los euforias. Es el protagonista de un fin de semana épico del Gran Premio de Brasil. El británico remontó 25 posiciones de sanción para ganar con 10 segundos de ventaja sobre Max Verstappen, segundo, y estrechar a 14 puntos la ventaja del liderato del piloto neerlandés. El debate por el campeonato es un toma y daca. No hay renuncias. No hay respiros. El duelo es cerrado, apasionante. Sin margen para el error, pero sí para situaciones que se antojan inverosímiles.

La ruina de Hamilton comenzó el viernes, cuando tras utilizar una apertura del alerón trasero superior a lo permitido fue descalificado para la tanda de calificación que definiría la parrilla de salida de la clasificación al esprint del sábado. Además, una segunda sanción por cambiar el motor le rebajó cinco posiciones más para la salida dominical. Es decir, el británico comenzaba la carrera de Brasil desde la décima pintura tras ser quinto en la jornada sabatina. Hasta este punto, una actuación brillante para dar vida a la esperanza.

En solo 19 vueltas, Hamilton se aupaba en la segunda plaza, alojado a 3,9 segundos de Verstappen, quien con una brillante salida se había colocado en cabeza ante un tibio Valtteri Bottas, que era el poleman pero defendió sin osadía su condición. El finlandés fue respetuoso -quizá demasiado para los intereses de Mercedes- con la batalla por el título y se dejó estrangular por Verstappen en la salida de la curva 1. Bottas prefirió pisar el césped en lugar de ocupar un espacio de pista que hubiera puesto en riesgo al Red Bull. Desde luego, Verstappen se jugó el pellejo en esos primeros metros. Ante la oportunidad, Mad Max no tiembla. Pero detrás se acercaba una bestia.

En el giro 32, Hamilton ya había cazado la zona de DRS de Verstappen, que sufrió lo indecible para protegerse del británico. Incluso, sacó de pista a Hamilton cuando éste le había rebasado por el exterior al final de la recta de meta. Verstappen alargó la frenada por el interior del ángulo, sin intención de tomar la curva, y tanto el uno como el otro acabaron fuera de la pista. Dirección de Carrera omitió la defensa más que cuestionable de Mad Max. Fin de semana de perros para Hamilton, que mantuvo la cabeza gacha y su inflexibilidad trajo la recompensa. “No estoy seguro de que podamos mantener esto hasta el final”, advirtió Verstappen, que trataba de convertir su Red Bull en un muro infranqueable. Aunque había fisuras. Era permeable.

La remontada impensable

La constancia de Hamilton, el tipo que jamás pierde la fe, inquebrantable, le alzó al liderato en la vuelta 59. Verstappen cedió sin remedio ante el ritmo endiablado del británico, que se dirigía hacia una victoria que el viernes se antojaba imposible. Tampoco tenía visos de ser factible en el primer tercio de la carrera, puesto que Verstappen contaba con Sergio Pérez como escudero. Pero el mexicano, que devolvió un adelantamiento a Hamilton tras ser superado, no pudo detener a los Mercedes para dar ventaja a su compañero de filas. Bottas le privaría del tercer peldaño del podio y Hamilton dio un recital para subir a la cima del cajón.

“Antes de este fin de semana no pensaba que podríamos cerrar la distancia, como hemos hecho hoy. Pero esto sirve para que todo el mundo vea que nunca hay que dejar de luchar”, pronunció Hamilton, que aseguró haber vivido en Interlagos “el fin de semana más difícil que he tenido”. Si la preocupación se cernía sobre Mercedes después de la cita anterior, tras superarse la prueba de Brasil es Red Bull quien tiene motivos para la inquietud. Además, Hamilton cuenta con una unidad de potencia renovada para las tres últimas citas del calendario (Catar, Arabia Saudí y Abu Dhabi).

“Lo intentamos todo. Ha sido una buena batalla, pero nos faltaba ritmo. Hemos conseguido limitar los daños”, declaró Verstappen. “Aún tenemos ventaja y creo que podremos recuperar en las próximas carreras”, dijo esperanzado. Su pilotaje fue excelente, pero el ritmo de Hamilton fue inabordable. Quedan 78 puntos en juego y la renta de Verstappen es de 14.

Tras los Mercedes y los Red Bull terminaron los Ferrari de Leclerc, quinto, y Carlos Sainz, sexto, alejados de los monoplazas dominantes. De hecho, Checo Pérez, que acabó cuarto, tuvo una parada extra para arrebatar a Hamilton el punto de la vuelta rápida en el último giro. Mientras, Fernando Alonso terminó noveno tras ceder la octava plaza a su compañero de Alpine, Esteban Ocon, quien previamente había abierto el paso para el asturiano.