El Gran Premio de Francia, séptima cita del calendario, estuvo marcado por una degradación de neumáticos insospechada. La pista de Paul Ricard se comía las gomas a bocados. En este contexto imprevisto, Red Bull demostró su capacidad de improvisación para modificar una estrategia que llevó a la victoria a Max Verstappen. Fue un triunfo agónico, ya que el neerlandés hizo efectivo el replanteamiento de la escudería austríaca en la vuelta 52 de las 53 pactadas.

Red Bull rubricó su tercera conquista consecutiva, lo que no sucedía desde 2013, el año que cerró un ciclo de dominación que se prolongó durante cuatro temporadas y en las Sebastian Vettel elevó sus números hasta el Olimpo de los grandes de la historia. El equipo austríaco reafirmó en Francia que posee un monoplaza veloz en pista, pero también que puede interpretar las carreras rayando a la altura de Mercedes, donde se han forjado una reputación como maestros estrategas. La dotación de Red Bull desequilibró la balanza del igualado campeonato. Ya suma cuatro victorias y cuatro poles, una más que Mercedes en ambos apartados. A pesar de ello, reina la prudencia en el genial Verstappen: "Creo que va a ser así el resto de la temporada", expresó, haciendo alusión a la igualdad que impera en un Mundial que está precioso.

Y es que en cualquier esquina, como le sucedió a Lewis Hamilton en Azerbaiyán, puede estar aparcado un problema que incline los éxitos. En Paul Ricard, todo se complicó para Red Bull en la primera curva de la carrera. Verstappen, partiendo desde la pole, se pasó de frenada al atacar el primer ángulo y Hamilton se apoderó del liderato. Tocaba reaccionar.

Red Bull adoptó la iniciativa y puso en marcha un plan en la vuelta 19, cuando Verstappen realizó el primer cambio de neumáticos. Hamilton reemplazó sus calzos un giro después. La decisión tuvo efecto: Mad Max acababa de completar un Mad Maxundercut por apenas unas milésimas. Jugada maestra en el pit lane.

Si bien, el irreverente Hamilton se alojó en el rebufo de Verstappen y ahí vivió durante una docena de vueltas. El británico sometió al neerlandés a una presión inhumana. "No puedo aguantar así", reportó Verstappen, que corría bizco, con un ojo en el asfalto y otro en el retrovisor. Hamilton ejercía terrorismo psicológico. Buscaba fisuras, propiciar el error humano. Obligó a elevar el ritmo. Los neumáticos se deterioraban incumpliendo las previsiones.

Entonces Red Bull reaccionó. Dibujó un plan B que puso a funcionar en la vuelta 32. El equipo desechó la idea inicial de una parada y completó dos con Verstappen, que se vio obligado a recortar prácticamente un segundo por vuelta en 20 abrazos a Paul Ricard. Afloró así el talento que hace eficaz la estrategia. Mad Max, endiablado, empezó a rodar dos segundos más rápido que Hamilton. La ventaja del británico comenzó a reducir de manera drástica. Mercedes no reaccionó y optó por tratar de sobrevivir con gomas más deterioradas.

Comenzó una sucesión de mensajes dramáticos. "¿Me va a coger?". Hamilton buscaba interacción con su equipo. Demandaba información. "Dependerá de lo difícil que lo tenga (Verstappen) para pasar a Bottas". Es decir, Bottas, que era segundo, se convirtió en el muro que protegía los dominios de Hamilton.

Verstappen anuló el obstáculo de Mercedes en la vuelta 44. Rebasó a Bottas, que entonó el lamento: "¿Por qué nadie me escuchó cuando dije que era una carrera de dos paradas?". A esas alturas, Sergio Pérez, con una sola parada y gomas duras, era ya una amenaza para el finlandés, que cedería el tercer puesto al mexicano.

Cuando Verstappen saltó las defensas de Hamilton, esa barrera protectora que era Bottas, el neerlandés tenía que recortar 4,5 segundos en 9 vueltas. La emoción llevada hasta el final. Verstappen plasmó la eficacia de la brillante estrategia de Red Bull en el penúltimo giro, cuando se deshizo sin contemplaciones de Hamilton. La escudería energética había devuelto a Mercedes el azote sufrido de forma similar en Barcelona. Mad Max celebró su tercera victoria de la temporada y decimotercera de su trayectoria. Hamilton fue segundo y Pérez, tercero. Red Bull se distanció en el Mundial de Constructores y el de Pilotos, donde Verstappen elevó su ventaja de los 4 a los 12 puntos. "Hemos tenido suerte y trabajado duro para que se dé este resultado", valoró humilde el neerlandés. La fábrica de Milton Keynes está comprometiendo a la de Brackley.

"Tenemos que encontrar algo de ritmo", reclamó por su parte Hamilton, que cada carrera que se sucede este año colecciona más argumentos para la preocupación, y para inquietar su reto de superar el récord de siete títulos de Michael Schumacher.

Alonso es octavo y Sainz, undécimo

Alonso es octavo y Sainz, undécimoCabe destacar la actuación de los McLaren, que salieron octavo con Lando Norris y décimo con Daniel Ricciardo y fueron quinto y sexto, respectivamente. La cara opuesta fue Ferrari. Carlos Sainz arrancó quinto y Charles Leclerc empezó séptimo y acabaron undécimo y decimosexto, víctimas de la brutal degradación de sus monoplazas. Mientras, Fernando Alonso volvió a sumar puntos por cuarta vez este curso. El asturiano fue octavo, ganando una posición respecto al lugar de inicio. "Cuatro puntos en el bolsillo y un buen fin de semana en general", valoró el bicampeón, para quien las salidas se están convirtiendo en un tesoro.

"Tenemos estadísticas de todo el año y creo que somos el tercero o segundo mejor en las salidas", dijo. En esta ocasión ganó dos posiciones, pero el Alpine tuvo problemas con el neumático medio y solo con el compuesto duro Alonso regresó a la zona de puntos.