El Día de la Memoria ha llegado este año marcado por una polémica causada por las declaraciones de José Barrionuevo sobre los GAL y por la presentación del documento Begiradak. Bases compartidas para la construcción social de la memoria en Euskadi. La dolorosa constatación de la persistencia de un relato justificativo de la violencia política que produce el primer asunto recibe un balsámico tratamiento a partir del contenido del segundo. Memoria es verdad por encima de otras consideraciones y la verdad no pasa por la justificación de actitudes antidemocráticas y enemigas de la convivencia. La verdad, en materia de preservación de la memoria, es una descripción sincera de los errores del pasado y situarlos en su contexto no se compadece con justificarlos. Begiradak reclama una sincera reflexión crítica y autocrítica sobre la violencia en Euskadi. Que supere la tentación autojustificativa de las actitudes pasadas y las encare desde el filtro de principios inmutables: verdad, justicia, derechos humanos, integridad individual y colectiva y no imposición. La violencia no es una consecuencia de un estado de cosas sino una elección ajena a principios democráticos y éticos sobre los que construir la convivencia. Rememorar, visibilizar estos principios y los casos en los que fueron violentados es un ejercicio aún hoy sin satisfacer plenamente, como acreditan los relatos que amparan la ilegitimidad de la violencia de Estado y los que eluden la condena de la violación de la convivencia que aplicó durante décadas ETA en democracia. Esa memoria, para ser compartida, debe superar los tics, las herencias y los discursos del pasado que en demasiadas ocasiones identifican las situaciones de violencia en un contexto político innegable pero que no añaden el juicio ético que las deslegitima. Recientemente, un test en las calles vascas sobre los GAL constataba el desconocimiento de una parte importante de nuestra juventud sobre lo que fueron y lo que significaron hace casi 40 años. El objetivo no puede ser que dentro de 20 o 30 se produzca el mismo fenómeno en relación a ETA, sino que la memoria de lo que fue un período trágico de nuestra historia haya cumplido con el resarcimiento de las víctimas y con la consolidación de valores democráticos que destierren y sancionen las violencias sin matices. l