El proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2023 elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez superó el pasado jueves el primer gran filtro en el Congreso de los Diputados. Los votos del bloque de investidura, en el que figuran de manera activa el PNV y EH Bildu, tumbaron las enmiendas a la totalidad que presentaron los grupos de oposición PP, Vox, Ciudadanos, Junts, la CUP, Foro Asturias y los exdiputados de UPN, con lo que las cuentas lograron la luz verde para su tramitación. Ello significa que la negociación real de los propios presupuestos y del modo en que estos van a ser útiles a la ciudadanía está todavía en marcha y de hecho prácticamente empieza ahora puesto que hasta la fecha los números presentados por el Gobierno de Sánchez no han sido enmendados y es en las propuestas parciales donde se verá la flexibilidad para consolidar la mayoría de la investidura y donde deben reflejarse en qué lugar se encuentran esos apoyos. De momento, el Ejecutivo ha superado este primer trámite, pero todos los grupos han advertido de que aún debe ganarse sus votos en una negociación seria y rigurosa. El Ejecutivo no debería caer en el error de dar por hecho el apoyo de socios habituales como el PNV, que ha avisado de que seguirá buscando que los presupuestos reflejen mejoras tangibles para Euskadi y si ciudadanía. Los avances en la negociación respecto a la actualización del Cupo o la oficialidad de las selecciones vascas de pelota y surf debe ahora trasladarse a las enmiendas, en las que los jeltzales prevén importantes inversiones en infraestructuras, el impulso del crecimiento económico y la ampliación de la protección social, entre otras cuestiones. El Gobierno –obligado por la aritmética parlamentaria a una negociación intensa a varias bandas– debe ser sensible a la realidad multicultural y política del Estado y no perderse en una mera tabla rasa de medidas generales. Hay que acomodar las apuestas comunes a las circunstancias diferentes de andaluces, catalanes, gallegos, extremeños o vascos y ser consciente de que, más allá del principio natural de igualdad, esta se alcanza con fórmulas adaptadas a cada uno. Los presupuestos deben responder a estas diferentes necesidades porque igualándolas a la baja no se logrará el desarrollo de las más dependientes a costa de frenar el de las más avanzadas. l