El termómetro de la economía vasca se situó en 121,5 en el mes de agosto, casi cuatro puntos menos que en julio (125,4), pero se mantiene en la zona de crecimiento sólido, al continuar por encima de 100 puntos y pese a la desaceleración prevista, que deja sus efectos.

De hecho, el Gobierno Vasco explicó el lunes que revisará a la baja sus previsiones económicas, si bien descarta una recesión y estima que el PIB crecerá más de un 4% este año y por encima del 2% en 2023.

El Departamento de Economía y Hacienda señaló ayer que esta moderación se explica por “un menor ritmo de crecimiento de la inversión”, aunque se aprecia un ligero repunte del consumo privado en los meses de verano.

Por el lado de la oferta, los servicios son los que más suavizan su crecimiento. Tanto la industria como la construcción ofrecen también perfiles de desaceleración, pero menos acusados.

El empleo modera su ritmo de crecimiento, según los datos recogidos en el termómetro de agosto elaborado por el Departamento de Economía y Hacienda.

Este indicador arrancó 2022 con 131,6 puntos en enero, alcanzando al mes siguiente el mejor indicador del año con 131,9 puntos. Desde entonces ha perdido fuelle gradualmente, pero aún así los datos siguen siendo positivos.