Los hogares vascos se muestran pesimistas respecto a la evolución socioeconómica en el próximo año ya que "la inflación y las consecuencias del conflicto bélico han deteriorado" sus expectativas, por lo que van a "reconsiderar y redimensionar" sus estrategias de gasto e inversión, según el informe sobre la 'Confianza de los consumidores vascos' correspondiente al segundo trimestre del año elaborado por Laboral Kutxa.

El estudio, realizado en función de las encuestas realizadas a 800 personas entre el 9 y el 20 de mayo, refleja que este segundo semestre "confirma la vuelta al pesimismo por parte de los hogares vascos en consonancia con un escenario en el que prevalece la incertidumbre, la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento económico y un repunte inflacionista sin precedentes desde los años ochenta".

En este marco, los vascos se muestran pesimistas respecto de la evolución socioeconómica general en los próximos doce meses (con una puntuación de -7 cuando en el primer trimestre era de +8), al igual que lo son en el Estado (-25) y en la UE-27 (-22).

Según explican desde Laboral Kutxa, "el año 2022 ya venía marcado por el repunte de los precios (especialmente de los productos energéticos), que se agudiza con el conflicto bélico, situación que no parece que vaya a resolverse en el corto plazo". Los hogares europeos comparten esta situación y, "en consecuencia, el mismo pesimismo".

Por lo que respecta a los hogares vascos, son pesimistas con respecto de la evolución de la economía general (-20) y del hogar (-17), "directamente impactada por un repunte en los precios que recorta su capacidad de gasto", precisa el informe. Sin embargo, todavía son optimistas sobre la evolución del desempleo (+8) y su capacidad de ahorro (+1).

Las expectativas son "claramente pesimistas" con respecto de la evolución de los precios (-52) que, en este segundo trimestre de 2022 registra "uno de los peores datos", recuerdan los responsables del informe.

El estudio apunta que "estas expectativas se alinean con los datos registrados por Euskadi, con "una cifra histórica" en mayo en la afiliación a la Seguridad Social (986.436 personas afiliadas, lo que supone 23.222 que en mayo de 2021), que sigue rebajando las cifras de paro registrado (113.352 personas, 9.266 menos que en mayo de 2021).

No obstante, añade, se confirma que el crecimiento económico del primer trimestre había sido "algo más débil" del previsto (+1% en tasa intertrimestral según el Eustat) y se consolida "la escalada de la inflación subyacente", que roza el 5% (según el avance de mayo).

GRANDES COMPRAS

En este contexto, los hogares vascos empeoran la valoración del momento actual para la realización de grandes compras (-35), por lo que las expectativas de realización de estas grandes compras "se deterioran un poco" (-7). Además, se "debilita" la expectativa de compra de vivienda y de vehículo.

El estudio apunta que, "de hecho, el crecimiento del consumo de los hogares vascos ya ralentizaba su mejoría (+3,1% en el primer trimestre de 2022 según Eustat) y, definitivamente, la matriculación de vehículos nuevos mantiene su perfil de pérdida (-11,3% en tasa interanual en el acumulado enero-mayo)".

Por el contrario, la compraventa de viviendas sigue recuperándose (+16,6% en enero-marzo), "superándose los niveles prepandemia y cerca de los resultados de 2007 (del primer y segundo trimestres)".

AÑOS COMPLEJOS

Como conclusión, el estudio apunta que "la inflación y las consecuencias del conflicto bélico han deteriorado las expectativas de los hogares vascos, muy sensibles a los pronósticos que vienen rebajando la recuperación anticipada para 2022 después de dos años complejos".

Según indica, "la confirmación de una trayectoria inflacionista que parece que se va a alargar y que ya se extiende a un panel creciente de bienes y servicios (efecto "bucle") es compartida y deteriora fuertemente la confianza de los hogares vascos y europeos".

Por ello, señala, los hogares van a "reconsiderar y dimensionar sus estrategias de gasto e inversión, de acuerdo con su fondo de ahorro y la previsible subida de tipos de interés". "Eso sí, todo ello, calibrando sus decisiones ante una temporada estival "normalizada" después de dos veranos de restricciones", precisa.