- La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, confía en que Bruselas dé su visto bueno al acuerdo alcanzado para la reforma laboral con patronal y sindicatos porque responde a los desequilibrios y anomalías que han caracterizado al mercado español y a las recomendaciones históricas de la UE. En una entrevista en RNE, la también ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital destacó ayer que el acuerdo “no tendría que tener ningún tipo de dificultad” para pasar el corte de Bruselas “porque responde a lo previsto en el Plan de Recuperación que ha tenido un apoyo unánime de la instituciones europeas”.

Explicó, asimismo, que desde el principio de las negociaciones el Gobierno ha tenido un “contacto permanente” con la UE para tenerla al tanto de cómo iba el diálogo, ya que desde fuera “veían el paro estructural y la precariedad como problemáticos”. El acuerdo, señaló, “responde a lo que nos han venido recomendando desde hace décadas la UE y las instituciones internacionales, que es abordar esos desequilibrios y anomalías que han caracterizado al mercado español, la precariedad, la temporalidad”.

Por eso, confía no solo en el aval de Bruselas sino también en el de todos los partidos políticos, ya que en este acuerdo “cabe el PP y todos los grupos” por ser “la reforma de todos” que “cuenta con una enorme legitimidad”, si bien hay que “tratar de cambiar lo menos posible” porque “es un delicado equilibrio”.

Calviño reconoció que la indemnización por despido es una cuestión que “desde el principio no ha estado sobre la mesa” porque “no es uno de los factores que venimos arrastrando en el mercado laboral”, cuando “el paro estructural es el lastre más importante a medio plazo”. La vicepresidenta manifestó que los efectos se van a “notar inmediatamente” y ha dicho que “es un éxito colectivo liderado por el presidente Sánchez”.

Por otra parte, destacó que su reciente elección para presidir el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC), un órgano del FMI, es una “muy buena noticia para España”: “Nos da una mayor visibilidad en un organismo internacional y nos permite seguir teniendo un papel activo en la coordinación internacional de las políticas económicas ante un shock sin precedentes”.

Calviño relevará a la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, que renunció al cargo al que accedió el 18 de enero de 2021, siendo la primera mujer en presidirlo. La vicepresidenta española, que estará por un periodo de dos años como presidenta del IMFC, podrá compatibilizar esta labor con sus funciones en el Gobierno. La número dos del Ejecutivo recibió el apoyo de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) para este cargo.

Se trata de un comité que juega un papel “clave de orientación estratégica” en las políticas del FMI, según indica el propio organismo, al asesorar e informar a la junta de gobierno sobre la supervisión y gestión del sistema monetario y financiero internacional incluidas las respuestas al desarrollo de acontecimientos que puedan perturbar el sistema. Cuenta con 24 miembros cuya designación refleja el tamaño y composición del directorio ejecutivo y su presidente asume generalmente un mandato de tres años.

En un vídeo difundido a través de sus redes sociales, Calviño señaló ayer que apoyará una recuperación “sostenible e inclusiva” desde su nuevo cargo y agradeció a los gobernadores de esta institucional internacional por su nombramiento.

Defensa de la reforma. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, defendió el viernes el acuerdo de la reforma laboral como “un cambio de paradigma fundamental” y llamó a “ser prudentes” y “leer los textos” antes de criticar y rechazar el pacto. Así lo expresó Díaz en una entrevista en la Cadena SER, en la que calificó el acuerdo como “histórico” por ser la “primera vez en 40 años” que una reforma estructural de “este calado” sale adelante con el apoyo de todas las partes. “Cuando conozcan el texto, observarán que desde luego no se trata de un retoque”, aseveró, para incidir en que supone un planteamiento encaminado al modelo europeo y por el que “los contratos van a ser más estables y la restricción a la temporalidad, muy dura”. Díaz salió así al paso de las críticas recibidas e insistió en que se trata de una reforma “ambiciosa” que “cambia el paradigma de las relaciones laborales” en España.