veces, la realidad se comporta de una manera tan paradójica y sorprendente que, en algunas ocasiones, dependiendo de la importancia de los hechos, provoca preocupación y, cuando menos, cierto desasosiego, sobre todo, cuando se observa que los demás hacen sus deberes y actúan con determinación y audacia, incluso, a partir de iniciativas que no les son propias, y aquí seguimos instalados en una supuesta zona de confort que está teniendo como resultado una inoperancia colectiva que ya nos está empezando a pasar factura.

Es lo que está pasando con el sistema de previsión social complementaria en donde el Estado nos está pasando a toda velocidad, paradójicamente, haciendo un corta y pega de un modelo de éxito como el de Geroa Pentsioak. Y todo ello, gracias a la insistencia de los vascos en los foros políticos y parlamentarios de Madrid para que esta entidad fuera tomada como referencia, mientras que en Euskadi, por la falta de interés político que ha existido en este asunto, seguimos sin hacer nada desde hace 20 años, a pesar de la cada vez más preocupante sostenibilidad de las pensiones públicas. Algunos tendrán que explicar porqué en este país no ha existido la suficiente voluntad incentivadora a favor del desarrollo de las EPSV de empleo.

Hemos exportado un modelo que ha gustado y convencido a muchos, hasta tal punto que lo van aplicar en el Estado, tal y como confirma el anteproyecto de Ley Reguladora de Fondos de Pensiones de Empleo de Promoción Pública y de Planes de Pensiones Simplificados, elaborado por el ministerio de Seguridad Social, que se ha conocido en estos días y que será sometido para su aprobación por el Gobierno español en las próximas semanas, para su posterior remisión al Congreso de los Diputados, mientras aquí seguimos de brazos cruzados y viéndolas venir.

Y todo ello, con la gravedad de que la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) tiene competencia plena en el control y desarrollo de las EPSV, en virtud del artículo 10.23 del Estatuto de Gernika, dispone de normativa jurídica propia y cuenta con un foro como es el Consejo Vasco de Previsión Social, que congrega a la Administración, patronal, sindicatos, cooperativas y consumidores, y que lleva siete años sin celebrar ninguna reunión.

Hemos perdido una magnífica oportunidad histórica para, a partir de la experiencia de entidades como Geroa Pentsioak, proyectar una EPSV de empleo para el conjunto de Euskadi que sirviera de escuela y referencia a otras organizaciones, proyectara un nivel de conocimiento y experiencia en este terreno en el ámbito internacional y contribuyera con la inversión de una gran parte de su patrimonio a la financiación de nuestras empresas ya instaladas y a las de nueva creación, en definitiva, al desarrollo y progreso de la economía vasca. Con la puesta en marcha de una EPSV de empleo estatal, Geroa va a quedar reducida a algo anecdótico. Una auténtica pena.

Y ahora, por mor de esa ausencia de estrategia e inoperancia en la que han incurrido todos los agentes concernidos en este asunto, -desde las administraciones tanto autonómicas como las forales, pasando por los empresarios y los sindicatos-, se va a plantear un problema político de gran calado y que tiene su origen en la recentralización que puede suponer la iniciativa del ministro José Luis Escrivá a la hora de su implantación en Euskadi, a no ser que desde las instituciones vascas se trate de blindar en el terreno normativo estatal una competencia que es propia de la CAV.

Lo que falta por saber es si esta circunstancia tendrá como consecuencia un cambio de actitud y una actuación más propositiva por parte del Gobierno Vasco, las Diputaciones y Haciendas forales, las patronales y los sindicatos a favor de una EPSV de empleo vasca que trate de paliar el adelantamiento en clave de progreso social que desde el liderazgo político ha hecho el Gobierno de Madrid y aminore los condicionamientos que va a suponer la iniciativa que ya ha lanzado el ministro Escrivá.

Y un factor determinante en este aspecto, por no decir el más importante y que, hasta ahora no se ha llevado a efecto, -quizás por las presiones que ejercen las entidades financieras que tienen en las EPSV individuales uno de sus productos estrella a la hora de captar recursos de sus clientes-, es la necesidad de una reforma tributaria por parte de las Haciendas forales para incentivar las EPSV de empleo en un planteamiento que debe romper con cierto afán recaudatorio y tener vocación social.

Las Haciendas forales no son instituciones autónomas sino que responden a las políticas que elaboran los gobiernos de las diputaciones, por lo que debe producirse un cambio de perspectiva en los dirigentes de esas instituciones para entender que favorecer a las EPSV de empleo debe ser considerado como un gasto social por su contribución a preservar el estado de bienestar y a mantener la cohesión social garantizando pensiones complementarias a aquellos trabajadores con rentas bajas y medias.

Se debe poner en marcha en Euskadi un sistema fiscal adecuado al ámbito de la previsión social que incentive a las empresas a la hora de realizar sus aportaciones al fondo de la EPSV de empleo a través de deducciones en el impuesto de Sociedades y, por el otro, a través de ayudas directas, y no con deducciones en el IRPF, dirigidas a aquellos trabajadores con menor capacidad de ahorro para que puedan completar su contribución a la entidad.

Al mismo tiempo debe primar la recuperación del ahorro a través del sistema de renta, siguiendo la filosofía de lo que es la previsión social, y no de rescate del capital como se hace en la actualidad. Sigue sin entenderse cómo la percepción del ahorro a través del sistema de renta se penaliza con un 100% de la base imponible general del IRPF, mientras el rescate del capital la contribución fiscal es del 60%. A no ser que las Haciendas forales entiendan que contribuir a lo largo de toda una vida profesional a una EPSV es más un producto fiscal no finalista, que un instrumento para complementar una pensión pública.

Llegados a esta situación, y viendo que Madrid, ya nos ha pasado por la izquierda, sin que aquí nadie haya demostrado el más mínimo interés en este asunto en los últimos años, bueno será que los agentes concernidos en el impulso y desarrollo de la previsión social complementaria en Euskadi tomen, de una vez por todas, la iniciativa, no ya para responder a la actuación del Estado con las consecuencias subsiguientes que ello puede comportar en nuestro país, sino también y, sobre todo, para poner en marcha en la CAV un sistema propio más moderno y desarrollado, al igual que ocurre en la mayoría de los países europeos. Tenemos los mimbres, lo que falta es estrategia de país.

No se entiende que la percepción del ahorro a través del sistema de renta se penaliza con un 100% de la base imponible general del IRPF, mientras en el rescate del capital la contribución fiscal es del 60%