- Jabier Larrañaga valora el importante crecimiento de la llegada de turistas a Gipuzkoa, y sobre todo el hecho de que se haya registrado tanto en los enclaves de costa como en el interior.

¿Cómo valora los positivos datos del turismo en Gipuzkoa durante este verano?

-Cuando decía que ha habido recuperaciones más aceleradas de lo que en un principio preveíamos, turismo ha sido uno de ellos. Ha sido un agosto muy bueno y también en términos de equilibrio territorial. Tenemos verdaderas joyas en la costa y referencias muy reconocibles mundialmente, pero también debemos llevar ese turismo al interior, donde también tenemos una oferta impresionante.

¿Se está logrando?

-Hay comarcas que en agosto han tenido datos mejores que en 2019. Estamos satisfechos por la recuperación, especialmente por ese equilibrio porque es algo que nos preocupa y nos ocupa.

¿También ha aumentado el índice de pernoctaciones, uno de los desafíos del sector?

-En estos momentos el ratio de pernoctaciones se ha incrementado pero tenemos que trabajar para que en el futuro se consoliden y vayan creciendo. Hay una necesidad a corto plazo que es la de la propia recuperación pero en lo que estamos insistiendo mucho, y de ahí también el hub de turismo presentado hace unos meses, es en que nos tenemos que preparar para que en el futuro no solo tengamos una industria turística preparada e innovadora como los otros sectores de la actividad, sino para entender cuáles son nuestras fortalezas y cómo nos vamos a posicionar como destino turístico de calidad y sostenible en lo económico, en lo social y en lo medioambiental.

¿En qué dirección habría que trabajar?

-Nos obliga a acometer las mismas transformaciones de digitalización y de organización que tienen que desarrollar otros sectores. Queremos una industria innovadora, preparada, profesional para garantizar ese turismo de calidad. Porque aporta valor al proyectar nuestra imagen en el mundo.

¿Es el modelo actual de gestión forestal mejorable?

-Tenemos un proyecto que se llama Basotik cuyo objetivo es analizar ese sistema e introducir las mejoras que sean necesarias. En Gipuzkoa abundan las pequeñas explotaciones en las que cada vez con mayor frecuencia observamos abandono. Poco a poco, se va dispersando la propiedad con herencias y ese abandono ya no solo provoca un cambio paisajístico en nuestro ecosistema, sino que conlleva otros riesgos. Estamos trabajando en una plataforma en la que nosotros nos hacemos cargo de la gestión de esos bosques, de su mantenimiento, lo que nos va a permitir hacer una gestión de cara a futuro mucho más óptima.

La organización agraria Enba abogaba por dejar de depender de ayudas públicas y centrarse en el mercado. ¿Cómo puede la Diputación de Gipuzkoa apoyarle en este esfuerzo?

-Eso empieza por pedagogía. La fuerza y la atracción la ejercemos todos y cada uno de nosotros cuando vamos a comprar. Solo con que una buena parte de la sociedad guipuzcoana se preocupara de dónde son los productos, daríamos un paso muy importante. Al final, los tractores somos los consumidores y tenemos que empezar por la pedagogía porque, en lo demás, van a ser pequeñas gotas de agua en un océano. Desde la Diputación nos corresponde impulsar la visión pedagógica y comunicar el valor de su labor y que parte de nuestra identidad está en ellos. Nadie se imagina Gipuzkoa sin baserritarras, pero esa imagen tiene que estar en nuestra cabeza cuando vamos a comprar. Tenemos que ayudar en esa concienciación y ese valorizar el producto local y la excelencia dentro del producto local, que es importante también. Obviamente, tenemos que seguir con el resto de ayudas y los proyectos centrados en productos locales. Pero tengo claro que antes de todo eso está la concienciación.