punto de cumplirse un mes de la destitución de Iñaki San Sebastián como director general de Tecnalia, sigue manteniéndose un silencio entre los actores concernidos en la actividad de la I+D+i de este país, es decir, desde las instituciones hasta las empresas vinculadas con la actividad de este centro tecnológico pasando por la universidad, sobre las consecuencias que una decisión de este tipo, adoptada por su patronato en virtud de sus propias competencias, puede condicionar la marcha de una organización que es referente en los sistemas de innovación en Europa, en el Estado y, por supuesto, en Euskadi.

Y sorprende mucho más este silencio, cuando se toma como excusa la aplicación del Decreto 109/2015, de 23 de junio del Gobierno Vasco por el que se regula y actualiza la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación y en el que, en su anexo III, se plantea como “requisito específico el título de doctor/doctora” para ocupar el puesto de director general de un centro tecnológico vasco. Una condición que a día de hoy, no cumple el exejecutivo de Tecnalia, a pesar de que está participando en un programa de doctorado para acceder a esa titulación.

Precisamente, por ello y en base a esa circunstancia, al parecer, el hasta ahora director general solicitó una prórroga en la aplicación de la norma que no fue aceptada. Una petición que, sin embargo, parece que ha prosperado en un caso parecido en otro centro tecnológico, cuyo patronato ha decidido, en aras a su independencia, hacer caso omiso de la disposición, prevaleciendo la eficiencia y el pragmatismo antes que la norma. La causa es que en el patronato de ese centro tecnológico prevalecen los intereses empresariales e industriales frente a los institucionales o los vinculados a ese ámbito. Una cuestión de modelo de gobernanza.

Llama la atención que los órganos de gobierno de Tecnalia hayan reparado ahora en la existencia de este decreto después de seis años de su publicación -cuando durante ese período de tiempo se han producido acontecimientos importantes en el sistema de innovación vasco como la constitución hace dos años del Basque Research & Technology Alliance (BRTA)-, para truncar una larga trayectoria profesional de más de 32 años en el ámbito de la innovación empresarial y una larga experiencia ejecutiva de trece años, primero como director general en Fatronik y, después, como adjunto a ese cargo en todo el proceso de constitución y consolidación de Tecnalia, hasta acceder hace seis años a la máxima responsabilidad de esta organización.

Parece de todo punto lógico que si durante los últimos seis años no se ha reparado en el decreto y en su aplicación y se ha permitido a Iñaki San Sebastián seguir en el cargo -se supone por motivos de eficiencia y por su gran conocimiento en la gestión del centro tecnológico-, no tiene mucho sentido ejecutar esa medida a día de hoy y sin aparente mayor justificación que su propio empleo.

Si ahora no puede ser director general, en virtud de esa medida, la pregunta que hay que formularse es por qué no se ha aplicado esa condicionalidad en los últimos seis años y cuáles han sido los motivos que han existido para que ese incumplimiento haya prevalecido durante todo ese tiempo. Alguien tendrá que explicarlo.

En el seno de Tecnalia ha causado cierto malestar y sorpresa la decisión adoptada por el patronato porque no entraba en el ámbito de las probabilidades, teniendo en cuenta la larga trayectoria profesional del antiguo director general y las actuales circunstancias de crisis que nos ha dejado el covid-19 y que requieren de perfiles con un gran conocimiento de las estructuras de I+D+i de la UE y de las relaciones en el ámbito institucional, tanto a nivel europeo como estatal, que se van tejiendo a lo largo de muchos años.

Hay que tener en cuenta que la contratación de proyectos de I+D+i puestos en marcha por la UE suponen la principal fuente de ingresos de Tecnalia, muy por encima de los recursos públicos de las instituciones vascas (financiación no competitiva), contratos de proyectos de empresas subvencionados por el Gobierno Vasco (financiación competitiva) y contrataciones de empresas y servicio de laboratorio. Tecnalia es la primera organización privada estatal en la contratación, participación y liderazgo del programa Horizon 2020 de la Comisión Europea y la primera en solicitud de patentes europeas.

Detrás de este cambio subyace un modelo de gobernanza de los centros tecnológicos que, salvo algunas excepciones, está vinculado con el entorno institucional y los grupos de interés que giran en torno a él y que tiene un gran predicamento al oeste del Deba -leáse Bizkaia-, en contra del planteamiento guipuzcoano que está más pegado a defender los intereses y las necesidades de las empresas, que son los verdaderos clientes y demandantes de sus servicios.

Mientras la investigación básica es un bien público y por eso, requiere de inversión y recursos públicos, en lo que se refiere a la I+D+i, el ámbito de desarrollo es exclusivamente empresarial, donde las empresas juegan un papel protagonista y decisorio. En esa pugna, que se ha podido mantener hasta ahora, de una manera más o menos larvada, parece que alguien ha decidido poner punto final y consolidar un modelo de gobernanza con un mayor peso institucional y público.

petronor

Las discrepancias entre el hasta ahora director general, Iñaki San Sebastián, con el presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, que ocupó la presidencia de Tecnalia durante cuatro años hasta el pasado mes de septiembre, eran conocidas en la “casa”, precisamente, por la distinta manera de enfocar que tenían sobre el funcionamiento de un centro tecnológico como Tecnalia centrado en el desarrollo de la I+D+i empresarial vinculado a la transformación digital, la fabricación avanzada, la transición energética, la movilidad sostenible, el ecosistema urbano y la salud. Esas desavenencias originaron ciertas situaciones de tensión acerca de algunas actuaciones que rompían con el status quo de funcionamiento y gestión interna que hasta entonces eran vigentes en Tecnalia.

Llama la atención el celo de algunos en aplicar altos niveles de titulación académica a la hora de dirigir los centros tecnológicos -como es el caso, a pesar de contar con una larga trayectoria profesional más que probada-, cuando en el conjunto de las instituciones vascas no se exige tal requisito para asumir y ejercer las máximas responsabilidades en departamentos y en áreas de decisión que no solo no tienen un gran componente e influencia políticos, sino también presupuestarios.

Incluso se han dado casos de cambio de responsabilidades y de competencias de una legislatura a otra, que nada tienen que ver con las ejercidas con anterioridad. El hecho que un doctor tenga que estar al frente de un centro tecnológico no determina que sea sinónimo de buena gestión, porque puede pasar que hayamos perdido un buen investigador para ganar un mal gestor. Consecuencias de la tendencia burocratizadora que nos invade.

En el seno de Tecnalia ha causado cierto malestar y sorpresa la decisión adoptada por el patronato porque no entraba en el ámbito de las probabilidades