- Lejos de sucumbir, el cooperativismo vasco ha salido reforzado de la crítica situación económica creada por la pandemia del coronavirus el año pasado gracias a una gestión flexible basada en la participación, solidaridad y resiliencia. Así lo constató ayer Konfekoop en su balance del año 2020, durante el que se asociaron 26 cooperativas y se generaron 2.526 empleos.

La presidenta de la Confederación de Cooperativas de Euskadi, Rosa Lavín, y el nuevo director, Iñaki Nubla, comparecieron ante los medios para presentar los resultados de una asociación que “se ha convertido en una de las agrupaciones empresariales intersectoriales de más peso en Euskadi”, según subrayaron, al aunar a 1.259 cooperativas que dan empleo a 58.900 personas y facturar 11.000 millones de euros el pasado año, lo que representa un 6% del PIB vasco.

La buena evolución de Konfekoop se registró tanto en el número de asociadas como en empleo. Solo en Gipuzkoa durante el pasado año se incorporaron 17 de las 26 nuevas socias y se crearon 538 puestos de trabajo, cuando la tónica general del entramado de empresas de capital fue de cierre de negocios y la consiguiente destrucción de empleo.

De las nuevas incorporaciones que se produjeron a nivel de la CAV, el Trabajo Asociado copó la mayoría, con 18 empresas, mientras que en Vivienda se asoció una y en Consumo otra. Las seis restantes corresponden a la adhesión de las cooperativas de Transporte a Konfekoop.

La explicación de este comportamiento del mundo cooperativo, según Lavín y Nubla, se encuentra en su modelo de gestión en el que los trabajadores son a la vez socios, es decir propietarios, de la empresa. La irrupción de la crisis sanitaria y social del covid-19 tuvo un inmediato efecto en la economía, producto del confinamiento inicial y las posteriores medidas restrictivas.

Las cooperativas, por su idiosincrasia, tuvieron una mayor agilidad para adoptar medidas como las que citó la presidenta de Konfekoop, entre las que se encuentra una contención salarial, una reorientación de la actividad y la recolocación de los puestos de trabajo. Apostaron también por un robustecimiento patrimonial y buscaron unos canales de distribución cercanos junto con mercados de proximidad para paliar las dificultades de proveerse de materias primas de países extranjeros.

Del mismo modo, las cooperativas asociadas a la confederación acudieron a una movilidad de calendarios y “sobre todo”, como destacó Lavín, emplearon una profunda “flexibilidad laboral” que les permitió hacer frente a los momentos más duros de la pandemia. A este respecto, Iñaki Nubla recordó que en la situación más crítica la facturación de este colectivo llegó a caer entre un 20% y un 40%, pero según transcurrió el año las ventas comenzaron a recuperarse para lograr cerrar el ejercicio “con un ligero repunte”, gracias a determinados sectores como el de la distribución.

A las medidas de gestión también se unieron las ayudas económicas. Konfekoop creó un fondo covid-19 dotado de 400.000 euros con el que se pudo apoyar de manera directa e indirecta a un millar de cooperativas, mientras que el Gobierno Vasco habilitó una partida de 1,1 millones de euros que se destinó al mantenimiento de 376 empresas cooperativas, según los datos aportados por Konfekoop.

Junto con estas iniciativas las cooperativas vascas también se valieron de los ERTE para no destruir empleo, aunque en menor medida que las empresas de capital respecto a la afección a las plantillas, que en el caso de las cooperativas “fue mínima”. En cualquier caso, el 25% de las asociadas tuvo de aplicar un expediente de regulación temporal de empleo en algún momento del año, porcentaje que se redujo al 9% a cierre de 2020, en una evolución de características similares al resto del entramado empresarial de Euskadi. Y al igual que este, la restauración, el ocio y la cultura fueron los sectores más damnificados.

Todo ello se tuvo que compatibilizar con la entrada en vigor de la nueva Ley de Cooperativas de Euskadi que obligó a las firmas de este modelo empresarial a adaptar sus estatutos a las condiciones recogidas en el documento. Iñaki Nubla valoró el trabajo de apoyo de Konfekoop para concluir que el proceso se había cumplido con éxito.

Los buenos resultados obtenidos en un año en el que la pandemia del coronavirus trastocó todas las previsiones de crecimiento parecen tener, de momento, continuidad en el presente ejercicio, según los datos de los que dispone Konfekoop. Así, hasta mayo se han incorporado 40 nuevas cooperativas y las estimaciones apuntan a que en los meses restantes el número total de adhesiones crecerá un 20%, lo que se traducirá en la generación de 450 puestos de trabajo.

“El cooperativismo, con un modelo de gestión participativa, democrática, solidaria y resiliente, ha salido fortalecido de esta crisis, convirtiéndose en una salida real y demostrando su característica anticíclica”, consideró Rosa Lavín.

Según la presidenta de Konfekoop, este movimiento empresarial es garante del empleo de calidad que se demanda desde las instituciones públicas y los agentes económicos como condición para el mantenimiento de la competitividad del tejido productivo vasco. Tanto Lavín como Nubla añadieron que “el cooperativismo ha demostrado ser un modelo ejemplar de participación plena de la persona en la empresa, además de un modelo económico con fuerte arraigo en el país”.