- Dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido a Bruselas y publicado ayer, otro de los puntos que destaca es el capítulo que se refiere a la adaptación del sistema impositivo a la realidad del siglo XXI, y en el que el Gobierno español asegura que “habrá que revisar la fiscalidad del sector aéreo para actuar sobre las emisiones”. Con esas palabras lo que está planeando es una subida de impuestos sobre la aviación para corregir las emisiones de ese sector, que es uno de los más contaminantes.

Esta medida, aunque puesta sobre el papel ahora, ya estaba prevista por el Ministerio de Hacienda desde antes de que llegara la pandemia. A comienzos de 2020, el departamento que dirige María Jesús Montero había sacado a consulta pública un documento sobre “el establecimiento de un impuesto que grave el uso del transporte aéreo”. En este documento, justificaba la medida alegando que “las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la aviación vienen creciendo de forma continuada en los últimos años”, y que las previsiones apuntan a un incremento exponencial si no se adoptan medidas de mitigación.

En la consulta, afirmaba que las emisiones de la aviación internacional crecerían entre un 169% y un 185% en 2040, y entre un 284% y un 300% en 2050 respecto de los niveles de 2010, según un informe de la Organización de Aviación Civil Internacional. Además añadía que “siendo el de la aviación uno de los sectores en que más se están incrementando estas emisiones, se considera preciso adoptar los oportunos instrumentos económicos para internalizar las externalidades negativas provenientes de esta modalidad de transporte”.