- Una encuesta del Gobierno Vasco reveló hace unas semanas que casi la mitad de los trabajadores de Euskadi teme por su puesto de trabajo. Se trata de una percepción en la que tiene mucho peso la constante circulación de informaciones sobre regulaciones de empleo temporales y despidos en empresas, tanto pymes como grandes multinacionales. A ello hay que unir que sigue sin resolverse la crisis sanitaria y que todo apunta a que el impacto de la economía se prolongará durante más de un año.

Precisamente en ese contexto, el presidente del Consejo General de Graduados Sociales de España, Ricardo Gabaldón, considera que más de un 20% de los ERTE acabarán transformándose en expediente de regulación de empleo con despidos.

No obstante, Gabaldón espera que muchas de las empresas que están en ERTE puedan volver pronto a su actividad con el volumen de negocio que tenían en años anteriores, aunque considera que "el camino va a ser muy largo". "Otras empresas, por desgracia, no van a conseguirlo y acabarán realizando un ERE, cerrando o solicitando un concurso", pronostica, tras afirmar que es "muy difícil" cuantificar cuántas empresas acabarán en esta situación "cuando hoy todavía no se puede señalar una fecha fin para la crisis sanitaria".

Empresas como Tubacex, ITP Aero y Aernnova, por mencionar tres, ya han dado ese paso y el temor es que más pronto que tarde otras compañías sigan ese camino. Sobre todo aquellas que operan en los sectores más castigados: aeronáutica, automoción, petróleo o, una de las actividades más visibles, la hostelería.

Desde el punto de vista de Gabaldón, será necesario prorrogar los ERTE más allá del 31 de mayo aunque no haya estado de alarma. Por ello, insta a que se trabaje ya en este sentido con tiempo, para que no se alcance un acuerdo "precipitado". Preguntado sobre el último acuerdo alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales para prorrogar esta herramienta, el representante del Consejo General de Graduados Sociales apunta que se alcanzaron "pequeñas pero importantes mejoras", pero afirma que echa en falta "más propuestas" respecto a la simplificación de trámite.

Gabaldón también echa de menos que no se haya contado con los graduados sociales, que asesoran mayoritariamente a las pymes y autónomos y son "el termómetro para saber qué carencias tienen". "Las ayudas recibidas son importantes, no obstante, es importante su mantenimiento y continuidad", dice, tras indicar que faltan ayudas directas para determinados sectores, que "deberían venir desde el Gobierno en colaboración con las comunidades autónomas y ayuntamientos".

De hecho, cree que, aunque en algunas regiones de España se han puesto en marcha acciones para ayudar a las compañías o sectores que peor lo están pasando, "al no estar coordinadas ni ser uniformes se han producido varios problemas".

De cara a un futuro próximo, piensa que las ayudas deben realizarse por sectores, atendiendo a los más castigados. "Las empresas y trabajadores por cuenta propia están también aguantando como pueden, pero se han comido los posibles recursos y ahorros que tenían y esto no se puede mantener mucho más", recuerda.

Por otro lado, sobre la posible derogación de los aspectos centrales de la reforma laboral, cree que "no es el momento oportuno" para llevar a cabo reformas "de este calado" y que causaría mayor incertidumbre e intranquilidad en las relaciones laborales del país. "No aportaría nada bueno a la situación actual", según ha afirmado.

Pese a ello, considera que la reforma debe hacerse "desde la seriedad". Según Gabaldón, primero hay que estudiarlo todo "muy bien" y ahí, desde su punto de vista, es donde los graduados sociales podrían jugar un papel "muy importante".

Gabaldón pone de relieve que los graduados sociales han sido "el único puente" entre la Administración, las empresas y los trabajadores.

Preguntado por cómo evolucionará el uso del trabajo a distancia, Gabaldón haceo hincapié en que, aunque el teletrabajo va a ser "muy importante" en el futuro, este "no va a ser tan seguido y utilizado por las empresas como lo ha sido durante el estado de alarma".

"Puede coexistir, pero dependerá de la actividad de la empresa", subraya, tras explicar que esta modalidad de trabajo será importante en determinados sectores y actividades, mientras que no lo será "de momento" en otras.