- La asociación de la empresa familiar vasca Aefame mantuvo ayer una reunión con la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, durante la que le informó sobre un nuevo proyecto que pretende fortalecer el accionariado de estos negocios para garantizar su futuro.

Según comunicó la asociación al término del encuentro, la iniciativa pretende corregir problemas dentro del máximo órgano de gestión empresarial, el accionariado, como puede ser su debilidad o su falta de alineación con el proyecto de negocio.

Para ello, Aefame trabaja en el diseño de mecanismos y metodologías “que ayuden a la empresa familiar a reconfigurar y fortalecer su accionariado” con el fin de contribuir a crear un órgano más sólido que “consolide a futuro su proyecto de crecimiento”.

La reunión celebrada ayer en Gasteiz contó con la presencia de Tapia y, por parte de Aefame, de su presidente, Andrés Sendagorta, y su director, Gaizka Zulaika, junto miembros de la junta directiva. Esta delegación trasladó a la consejera otros proyectos en los que la asociación se encuentra inmersa, como un plan para acercar este modelo empresarial a las aulas del conjunto de la CAV.

También ofreció detalles sobre la iniciativa iniciada hace un año que persigue construir “un ecosistema favorable” a la empresa familiar. Su propuesta se refiere a definir los aspectos socioeconómicos a impulsar en Euskadi para convertirla en un territorio confortable para este tipo de empresa, de tal forma que se arraigue y que sus resultados impacten de manera positiva en el entorno en el que se ubica.

En este sentido, Aefame trasladó a la consejera los principales resultados de una encuesta que ha realizado para conocer qué factores son los principales para promover el arraigo de la empresa familiar, donde figuran como las más importantes el arraigo de la familia empresaria, el reconocimiento social y una fiscalidad propicia.

También mostraron su análisis de la situación actual para asegurar que la empresa familiar en Euskadi tiene un “panorama positivo” que la consolida como “un aliado de la economía vasca y su columna vertebral”. Argumentaron que este modelo ha sido capaz de afrontar la situación “adversa” y mantener el empleo.