- El clúster aeronáutico vasco Hegan, liderado por compañías como Aernnova e ITP Aero, señala que la industria ligada al sector aéreo se enfrenta a “un proceso de severa depresión” debido a la crisis sanitaria, de manera que la recuperación de la actividad “podría posponerse hasta dentro de cuatro o cinco años” según los expertos.

Una realidad que algunas fuerzas sindicales se niegan a reconocer cuando el hecho es que el sector, en general, y el de Euskadi, en particular, “se encuentran ante uno de los mayores y más graves retos a los que se hayan enfrentado nunca en su historia debido a la profunda y, previsiblemente, larga crisis mundial” que está causando la pandemia producida por el COVID-19.

Esta es la principal conclusión de la asamblea de Hegan, -organización presidida por Carlos Alzola-, celebrada ayer. En ella, los socios del clúster, un total de 70 que cuentan con 171 instalaciones, de la que 85 se encuentran en Euskadi, pasaron revista a los resultados de 2019, un ejercicio que iba relativamente bien hasta la irrupción del virus y la consiguiente crisis.

Las empresas generaron el pasado ejercicio una facturación agregada de 2.615 millones de euros en la totalidad de sus plantas, con un crecimiento del 6,4% respecto a 2018, y dieron empleo directo a 15.273 personas, un 2,8% más.

Ahora las perspectivas para el futuro inmediato de la industria aeronáutica vasca son bastante oscuras, dado que los dos clientes más importantes de sus empresas, Airbus y Boeing, han reducido la cadencia de sus cadenas de producción en un 36 y un 43%, respectivamente.

Esta disminución se debe, según se explicó ayer en la asamblea, a las cancelaciones en cadena que están recibiendo por parte de las aerolíneas de todo el mundo cuyo tráfico este año caerá un 56%.

En consecuencia, según precisó el clúster, suministradores y proveedores han visto reducidos “repentina y bruscamente” sus niveles de producción entre el 40% y el 60%.

El clúster vasco advirtió de que esta situación “impacta de lleno en el empleo y pone presión sobre el riesgo de pérdida de capacidades estratégicas (talento y competitividad) de la industria, vitales para una salida simétrica (en condiciones equivalentes con el resto de países con los que competimos y con sectores muy protegidos) en la primera fase de la recuperación”.

Por ello, en Hegan se defiende la necesidad de poner en marcha medidas para “reforzar la competitividad del sector y retener talento de cara a la reactivación futura”.