- Los trabajadores de Siemens Gamesa contienen la respiración. La llegada de la multinacional alemana hace tres años ha traído pocas alegrías y muchas incertidumbres en el terreno laboral a la antigua Gamesa. Los mensajes dejando entrever nuevos ajustes en los costes se suceden -la empresa ya aplicó un plan de prejubilaciones y bajas voluntarias nada más producirse el desembarco de Siemens- y la sustitución de Markus Tacke por Andreas Nauen al frente del grupo hace una semana ha encendido las alarmas. Todo apunta a que el primer golpe lo sufrirán las fábricas de palas del Estado español, situadas en Aoiz (Nafarroa), Cuenca y As Somozas (A Coruña), lo que dejaría al margen por ahora tanto a las oficinas de Zamudio como a las fábricas de Asteasu y Mungia.

El comité de Zamudio ni mucho menos da por salvado este episodio, y de hecho adelanta que pedirá la mediación del Gobierno Vasco en caso de que la dirección plantee despidos en algún centro de la CAV, tal y como han hecho los sindicatos a nivel estatal en dirección al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Aunque toda la división de aerogeneradores terrestres (onshore) está en el punto de mira, lo que señala a todo el negocio del Estado español, por ahora los mayores temores están centrados en la fabricación de palas.

Hace tiempo que entre la plantilla de Siemens Gamesa se viene cocinando la sensación de que se avecinan tiempos difíciles. Entre los trabajadores preocupa el currículum del que desde hace un año es máximo responsable del área onshore, Alfonso Faubel, y en especial su paso por la emblemática Delphi, cuyo cierre en Cádiz dejó en la calle a casi 2.000 trabajadores. Se teme que el nombramiento de Faubel como responsable del área de eólica terrestre tenga como horizonte la toma de decisiones igualmente traumáticas. El propio directivo ha advertido de que para recuperar la rentabilidad del negocio en España habrá que tomar “decisiones difíciles”.

Los últimos acontecimientos alimentan la incertidumbre. Hace una semana la multinacional anunciaba el relevo en la cúpula de Markus Tacke y su sustitución por Andreas Nauen, un movimiento que llegaba acompañado del anuncio de pérdidas y que los trabajadores ven como la señal definitiva de que los ajustes están al caer.

Aunque la multinacional no ha concretado por dónde va a empezar a meter la tijera, los sindicatos advierten de que en los últimos días se han dado instrucciones de acelerar la conclusión de pedidos en las fábricas de palas del Estado español (Aoiz, As Somozas y Cuenca). Unas prisas que se suman al hecho de que los contratos de limpieza de estos centros próximos a terminar no están siendo renovados, indican fuentes sindicales. Hay que recordar además la reciente adquisición por parte de la multinacional de una importante fábrica de palas eólicas en Portugal. “Un serio rival” para las plantas de palas del Estado español, señala CCOO, que podría ser el receptor de la carga de trabajo de estas tres factorías españolas.

Tanto CCOO como UGT, que también ha hecho pública una nota oponiéndose a posibles despidos, han abierto una vía de comunicación con el Gobierno español para evitar estos cierres. Se entiende que en un momento económico tan delicado como este, en el que además las energías renovables ganan protagonismo a todos los niveles, el Ejecutivo debe volcarse para salvar todas las plantas de Siemens Gamesa, que da trabajo de forma directa a 5.000 personas en España, más de la mitad en la CAV y Nafarroa.