Repsol obtuvo en el primer trimestre de este año un resultado neto ajustado, que mide específicamente el desempeño de los negocios, de 447 millones de euros, lo que representa un descenso del 27,7% respecto a los 618 millones del mismo periodo del ejercicio pasado, lastrado por un entorno marcado por la fuerte caída de los precios del crudo y del gas y el desplome en la demanda por la pandemia del coronavirus, informó la compañía.

La energética señaló que su modelo de negocio integrado, "junto con su flexibilidad y resiliencia, fueron fundamentales para que sus negocios lograsen un sólido resultado en este escenario tan adverso".

En concreto, el trimestre estuvo marcado por una cotización media de los crudos Brent y Texas americano con caídas del 21% y 17%, respectivamente, respecto al mismo periodo del ejercicio pasado. Así, al cierre del trimestre, el Brent cotizaba por debajo de 20 dólares por barril. En el caso del gas, los descensos fueron todavía más bruscos, con caídas que oscilaron entre el 36%, en el caso del Henry Hub, y el 56% en el del Algonquín.

Esta volatilidad y caída de las materias primas internacionales redujo de manera extraordinaria la valoración de los inventarios del grupo, con un impacto negativo de 790 millones de euros, llevando a unas pérdidas netas de 487 millones de euros.

REAFIRMA COMPROMISO DE DIVIDENDO

Pese al contexto adverso, el grupo presidido por Antonio Brufau ha reafirmado su compromiso de remuneración total a los accionistas para este 2020 asumido en su plan estratégico de alcanzar la cota del euro por acción.

Así, está previsto que en el próximo mes de julio se abonen 0,55 euros por acción, bajo la fórmula de 'scrip dividend', en sustitución del dividendo complementario, que será sometido a sus accionistas en la junta general del próximo viernes, alcanzando así ese objetivo de retribución. Se mantiene también durante 2020 la reducción de capital mediante amortización de acciones propias, dirigida a compensar el efecto dilutivo de los 'scrip dividend'.

Además, en este difícil contexto por la pandemia del Covid-19, la compañía, aplicando todas las medidas a su alcance para proteger la salud y seguridad de sus empleados, clientes y proveedores, ha priorizado su compromiso de garantizar el suministro de productos y servicios energéticos indispensables para la sociedad sobre los criterios habituales de rentabilidad.

"Estoy orgulloso de la forma en que Repsol se ha adaptado a este escenario, y ha empleado todas sus capacidades tecnológicas, industriales y humanas también para luchar contra el coronavirus. Nuestra compañía cuenta con una cultura de disciplina, flexibilidad y cooperación que nos permite afrontar retos como el que esta crisis está representando. Esta cultura también es fundamental para resolver los desafíos a los que se enfrenta nuestra industria, ante los que reafirmamos nuestro compromiso de liderar la transición energética", destacó el consejero delegado del grupo, Josu Jon Imaz.

PLAN PARA 2020 PARA HACER FRENTE AL COVID-19

Para hacer frente a este complicado entorno económico, Repsol ha adoptado un Plan de Resiliencia para este ejercicio que contempla reducciones añadidas de más de 350 millones de euros en los gastos operativos y de más de 1.000 millones en las inversiones, así como optimizaciones del capital circulante próximas a 800 millones respecto a lo inicialmente presupuestado al inicio del año.

Además, la energética destacó que su cartera de activos cuenta con una gran flexibilidad que le permite tomar "decisiones ágiles de optimización de inversiones, lo que supone una de sus palancas más útiles para afrontar el nuevo y complejo escenario, y resulta clave" para la reducción en un 26% de las inversiones inicialmente previstas para el año.

A cierre de marzo, la deuda neta del grupo se situaba en 4.478 millones de euros, frente a los 4.220 millones del pasado mes de diciembre. En línea con su 'hoja de ruta' para este 2020, Repsol estima que la deuda neta de la compañía no se incremente a cierre del ejercicio con respecto a 2019.

UNA REFORZADA LIQUIDEZ

Asimismo, la compañía cuenta con una holgada liquidez financiera, que a cierre de marzo le permite cubrir sus vencimientos de deuda a corto plazo y más allá, hasta el año 2024 incluido, sin necesidad de refinanciación.

Además, reforzó esta liquidez a principios de abril con dos emisiones de bonos por un importe total de 1.500 millones de euros, a cinco y diez años, respectivamente, y también incrementó las líneas de crédito comprometidas en 2020 en 1.300 millones de euros.

Por áreas de negocio, la de 'Upstream' (Exploración y Producción) logró un resultado de 90 millones de euros, frente a los 323 millones conseguidos en el mismo periodo del año pasado, lastrada principalmente por la caída extraordinaria de los precios de las materias primas de referencia internacional. La producción media aumentó un 1,4%, hasta los 710.300 barriles equivalentes de petróleo al día.

REDEFINE SUS SEGMENTOS DE NEGOCIO DEL ÁREA DE 'DOWNSTREAM'

Por otra parte, de acuerdo con su vocación de compañía multienergética y su objetivo de liderar la transición energética, Repsol indicó que ha redefinido sus segmentos de negocio y, a partir de 2020, el área de 'Downstream' se dividirá en dos: Comercial y Renovables (Movilidad, GLP, Lubricantes y Electricidad y Gas) e Industrial (Refino, Repsol Perú, Química, Trading y Mayorista y Trading Gas).

El negocio Comercial y Renovables obtuvo un resultado de 121 millones de euros, frente a los 137 millones del mismo periodo de 2019. Las restricciones impuestas para combatir el coronavirus redujeron la demanda y afectaron al área de Movilidad. Por su parte, GLP también redujo sus ventas debido al impacto que el Covid-19 tuvo en el sector de la hostelería y la restauración y a las temperaturas más elevadas registradas en enero y febrero.

En lo que se refiere al negocio Industrial, aumentó su resultado un 6%, hasta los 288 millones de euros, logrando compensar la negativa influencia del volátil entorno de precios y la reducción de la demanda, que afectaron principalmente al área de Refino.

Con respecto al negocio de Química, el área se vio afectada por los mantenimientos en sus instalaciones de Sines y Tarragona. Además, desde el comienzo de la pandemia ajustó sus operaciones ante la caída de la demanda de sectores como el automovilístico y el aumento en otros vinculados con la sanidad y la alimentación, vitales en la lucha contra el coronavirus, para los que sus materias primas son indispensables.

COMPROMISO PARA SER UNA COMPAÑÍA CERO EMISIONES NETAS EN 2050

Además, Repsol reafirma, incluso ante el actual entorno mundial marcado por circunstancias excepcionales, el compromiso anunciado a finales del año pasado de ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050, en concordancia con el Acuerdo de París, y para 2020 mantiene los objetivos que le ayudarán a lograr esta meta.

En su apuesta por las energías renovables, la compañía invertirá este año 600 millones de euros en desarrollar los proyectos renovables 'Kappa', 'Delta' y 'Valdesolar'.