- La industria vasca, en especial la ligada al sector del metal, que ya tiene que asumir los problemas derivados directamente de los efectos de la pandemia y de la caída de la demanda está siendo afectada, además, por un Gobierno español que ha gestionado un parón de la actividad este fin de semana con una improvisación manifiesta, según el sector empresarial de Euskadi, que achaca al Ejecutivo de Pedro Sánchez no entender cómo funciona una planta industrial y aprobar, a última hora del domingo, unas normas prácticamente imposibles de aplicar en 24 horas sin generar problemas añadidos. Algo que ha generado un evidente malestar en las empresas siderúrgicas vascas. El director general de la organización empresarial del sector Unesid, Andrés Barceló, no dudó en señalar que el decreto gubernamental "es una chapuza".

Hasta tal punto la decisión de parar servicios no esenciales ha sido adoptada por Madrid con el tradicional desconocimiento de lo que es un sector como, por ejemplo, el siderúrgico que ayer todavía compañías como Celsa Nervacero, Sidenor o Aceros Olarra enviaron una circular a sus trabajadores dando por hecho que iban a mantener la actividad a la vista de los primeros borradores que se filtraron desde el Gobierno de coalición.

De hecho se espera que hoy se vuelva a cambiar, oficialmente "aclarar", el Real Decreto 10/2020 para considerar que la siderurgia, o al menos parte de ella, es una "actividad esencial". Por lo visto alguien en el Gobierno español ignora, según el sector vasco del Metal que en la siderurgia los hornos no se pueden parar de un momento a otro sin comprometer las instalaciones aunque sean eléctricos.

Además desde la siderurgia se recuerda que ellos elaboran, por ejemplo, la chapa que sirve para hacer las latas de conservas de los alimentos o los botes de las bebidas. Arcelor Mittal elabora en su planta vasca de Etxebarri la hojalata para estos envases. Y lo produce con un acero que también es necesario, por ejemplo, para hacer los tubos de las camas de hospital que se están instalando de urgencia.

En Unesid, recogiendo el sentir de toda la siderurgia vasca, han pedido al Gobierno español que les aclare qué pasa, por ejemplo, con los barcos que traen materias primas que están a punto de entrar a puerto o con los productos ya manufacturados que hay que exportar porque los clientes en medio mundo los esperan y un retraso puede suponer penalizaciones económicas o pérdida del cliente si encuentran otros proveedores.

De ahí el malestar expresado crudamente por Barceló al valorar la norma de parar la actividad no esencial. "Creíamos que algunas actividades iban a estar. El Gobierno tiene toda la legitimidad y autoridad para hacerlo, pero no para hacer una chapuza". Se han tomado ciertas decisiones "poco meditadas" y que para el sector de la siderurgia son "básicas".

Reiteró que hay instalaciones, como los altos hornos, que no se pueden parar, y plantas en las que se fabrican aceros que se usan en suministros hospitalarios, compañías energéticas o el sector agroalimentario. "Hay cosas que no se pueden cerrar en 16 horas y menos por la noche, cuando la gente tiene la mala costumbre de dormir", concluyó Barceló.