donostia - La positiva evolución de la rentabilidad del accionista que presentan las empresas industriales vascas, junto con un estado financiero saneado, puede ser un factor determinante a la hora de atraer la inversión extranjera, hasta el punto de que ha podido influir en un flujo positivo en los últimos años.

Históricamente, la CAV mostraba un comportamiento similar a economías avanzadas como Alemania, Japón o Corea, caracterizadas por una alta especialización manufacturera y un stock de inversión directa extranjera, es decir los recursos financieros que los inversores internacionales tienen en el conjunto de la economía vasca, relativamente pequeño. Este volumen de inversión extranjera directa ha aumentado en los últimos años, alcanzando en 2017 el 24% del PIB frente al 18% registrado en 2013, debido a un flujo positivo de entrada de capital exterior que supuso el 3,6% del PIB hace tres años.

Al margen de la rentabilidad que ofrecen las empresas también han podido influir otros factores también decisivos como la desaparición de ETA y la estabilidad institucional que desde hace años vive Euskadi, así como por la existencia de una gran liquidez monetaria en los mercados que busca nuevas inversiones ante la falta de atractivo por la caída de la rentabilidad en las operaciones y productos tradicionales. La atracción de inversión extranjera directa es positiva, aunque es importante mantener el arraigo de las empresas en el territorio y consolidar el tejido industrial.

Por ello, los investigadores de Orkestra entienden acertado el impulso de políticas practicadas desde las instituciones cuyo objetivo es permitir el fortalecimiento de la propiedad local, como pueden ser la presencia de los trabajadores en su accionariado mediante incentivos fiscales, así como la participación pública en compañías estratégicas. Un ejemplo es la existencia del fondo Finkatuz que busca una participación estable y minoritaria en las grandes firmas. - C.E.