donostia - La CAV y Navarra vivieron ayer una jornada de huelga general que, con mayor incidencia en Gipuzkoa, reivindicó bajo el lema Trabajo, vida y pensiones dignas empleos estables, un salario mínimo interprofesional de 1.200 euros y una pensión mínima de 1.080 euros, entre otros. La cita, "un gran éxito" según los convocantes ELA, LAB, Steilas, ESK, EHNE, Hiru y Etxalde, anticipa una "primavera roja y en lucha" si en dos meses los gobiernos y la patronal no atienden sus demandas. El Gobierno Vasco y el PNV discreparon de estos planteamientos, y la formación jeltzale llegó a calificar la movilización de "fracaso absoluto" e instó a las dos principales centrales a que "se sometan a un serio y profundo ejercicio de reflexión y autocrítica".

"La huelga ha tenido una creciente incidencia en Hego Euskal Herria", aseguró la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria que convocó la jornada de ayer, cuyos firmantes cifraron en torno al 30% las empresas que se decantaron por el paro. No obstante, para comprender el seguimiento de la huelga de ayer -sin el respaldo de CCOO ni UGT, y con apoyo político de EH Bildu-, conviene adentrarse a analizar los territorios en los que estaba convocado y en los sectores profesionales, ya que el seguimiento no fue homogéneo.

Gipuzkoa fue el territorio histórico con un seguimiento más elevado, donde destacaron Goierri y Tolosaldea, según los datos de las propias centrales sindicales, seguidas de Oarsoaldea, Urola Kosta y Urola Garaia. En todas ellas, al igual que en Araba, Bizkaia y Navarra, además de los paros laborales, el de ayer fue un día de movilizaciones.

Tanto en las comarcas de Gipuzkoa como en la capital donostiarra se desarrollaron diversas manifestaciones tanto por la mañana como sobre todo por la tarde. La principal marcha del mediodía fue en Donostia, donde tres columnas que partieron de Gros, Amara y Antiguo convergieron en la calle San Martín pasadas las 12.30 horas. Junto a las otras de las capitales vascas, los promotores de la huelga cifraron una asistencia de 145.000 personas. Por la tarde, cuando también se desarrolló la gran mayoría de las marchas en los municipios, el punto de partida se situó en el Boulevard.

En las protestas que se sucedieron desde primera hora de la jornada fueron detenidas once personas en Donostia, Iruñea, Ermua y Amorebieta, en buena medida por la acción de los denominados piquetes informativos. Además, la noche del miércoles al jueves fue atacado un cajero automático en Arrasate y durante la mañana de ayer el secretario general del PSE de Errenteria, José Ángel Rodríguez, censuró la pintada realizada en la fachada de la casa del pueblo de la calle Morrongilleta ("vuestro gobierno, ¡nuestra miseria!") y criticó el lanzamiento de petardos por parte de los manifestantes, una práctica que también se dio en otros puntos de la CAV y Navarra. La formación socialista también denunció los "actos vandálicos" de los últimos días en Ayala con motivo de la huelga. Un piquete también prendió neumáticos en la A-15 a la altura de Hernani.

Desigual seguimiento La participación, que los sindicatos abertzales cifraron en al menos el 30% de las empresas en el conjunto de la CAV y Navarra, fue desigual tanto entre los territorios -donde en Gipuzkoa hubo un mayor seguimiento- como en los sectores. Si bien los sindicatos denunciaron la eventualidad del sector público y que "los servicios mínimos condicionan totalmente el derecho a la huelga", los paros en Educación superaron según las centrales el 60%, que en el territorio guipuzcoano fue el 75%, sobre todo en la educación universitaria, donde los campus de Araba y Bizkaia "la actividad fue del 10% y en Gipuzkoa, del 5%".

En el caso de las empresas, los sindicatos soberanistas consideraron que el paro había encontrado un "amplio seguimiento" en firmas de numerosa plantilla como CAF, Jaso, Irizar, ABB Niessen, JMA, Elay, Indar, Bellota, GKN Legazpi, Sapa, Murias, Orkli, Cikautxo, Ulma Packaging y Arcelor Mittal en Bergara y Olaberria. La corporación Mondragon valoró como "dispar" el seguimiento: "En términos generales, se puede concluir que predominan las cooperativas que han dicho no a la huelga".

Una de las claves en una jornada reivindicativa suele ser la incidencia de los paros en el transporte público desde primera hora de la mañana. En el territorio histórico de Gipuzkoa, el titular de la competencia de Movilidad, que es la Diputación foral, aseguró que las nueve concesionarias comarcales habían cubierto el 68,7% de sus servicios habituales, siempre por encima del 30% del mínimo que había fijado la orden correspondiente.

"Si alguien ha pretendido conseguir una desmovilización general de la Administración, no ha conseguido sus objetivos", dijo el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, que cifró el seguimiento de paro en el 16,9% en la administración pública -12,1% en Lanbide-. Sobre el sistema de salud, Erkoreka concretó en el 7,5% el respaldo medio, resultante de la media del 4,6% de los médicos, el 8,7% de las enfermeras y el 12,1% del resto de trabajadores sanitarios. Al igual que los colegios e institutos, Erkoreka aseguró que todos los centros sanitarios permanecieron abiertos.

En este sentido, los sindicatos exigieron que Osakidetza diera "datos reales del seguimiento, computando a las personas que pueden hacer huelga y no el conjunto de la plantilla", ya que parte de esta ya está obligada a cumplir con los servicios mínimos.

"Fracaso absoluto" Al término de la marcha de Bilbao -que los sindicatos cifraron en 50.000 asistentes y la Policía local, en 15.000-, el secretario general de ELA, Mitxel Lakun-tza, emplazó al lehendakari, Iñigo Urkullu, a que "escuche y tome nota de las reivindicaciones que se escuchan en las calles y las plazas porque no se puede mirar a este país, como hace el lehendakari, solo desde las gafas de la patronal".

La homóloga de Lakuntza en LAB, Garbiñe Aranburu, avisó a ejecutivos y patronal de que "si lo que están pensando es que lo de hoy (por ayer) va a ser una tormenta y que después amainará, están muy confundidos". Por esta razón, dio "dos meses de plazo razonable para que respondan afirmativamente a estas reivindicaciones". Según avanzó, "si no hay una respuesta afirmativa a estas reivindicaciones, nos volverán a encontrar en la calle y verán florecer una primavera roja y en lucha".

Frente a la valoración de los sindicatos, el PNV aseguró que la jornada de ayer derivó en un "fracaso absoluto" que debería llevar a "ELA y LAB a un serio y profundo ejercicio de reflexión y autocrítica ante la evidencia de que aquellos y aquellas a quienes decían defender con la protesta no han secundado mayoritariamente la huelga, ya sea porque han entendido que esta no es la manera adecuada de alcanzar los objetivos que se planteaban, ya sea porque sus prioridades no son las mismas que las de los sindicatos convocantes".

En una lógica que no escapa del enfrentamiento que han protagonizado los dos sindicatos principales y la formación que lidera Andoni Ortuzar, Sabin Etxea interpretó que "una amplia mayoría de la sociedad vasca ha entendido que la huelga general era una huelga política envuelta en el celofán de reivindicaciones económicas y sociales, como la subida de las pensiones, cuya conquista no está en manos de los gobiernos de la CAV o de Navarra".