Donostia - En la economía mandan los números, y estos dicen que el mercado de trabajo vasco acumula seis años en positivo. Aumenta el empleo y baja el paro, pero a velocidades bien distintas. En el primer caso, la cifra de trabajadores mantiene el ritmo de crucero que ha permitido a Euskadi recuperar más de 100.000 afiliados a la Seguridad Social desde que la economía tocó fondo en 2013. En ese mismo periodo el número de parados ha bajado en 50.000 con una progresiva pérdida de ritmo hasta los 5.500 desempleados menos del año pasado, una tercera parte de la bajada de 2015.

Los datos conducen a una lectura clara: mientras el nivel de empleo ya ha vuelto a los parámetros anteriores a la crisis, el número de parados vascos sigue bastante por encima. De hecho, diciembre quedó a poco más de 2.000 cotizantes de superar el máximo histórico de afiliados vascos a la Seguridad Social alcanzado en el verano de 2008, un listón que probablemente se superará la próxima primavera en dirección al millón de trabajadores dados de alta en el sistema. En cambio, el suelo de paro registrado continúa bastante lejos ya que hay 40.000 personas más inscritas en el desempleo que en el arranque de 2008.

Las cifras que recoge la administración pueden bailar algo respecto a las estadísticas, pero las radiografías generales del Eustat y del INE son similares. ¿A qué se debe esta descompensación entre la creación de empleo y la bajada del paro? Principalmente a la mayor afluencia de personas, sobre todo mujeres y jóvenes, a las oficinas de Lanbide en busca de trabajo a medida que ha ido mejorando la situación económica, que ha desbordado la capacidad de absorción del mercado laboral.

Lo normal en tiempos de crisis es que quien no tiene grandes esperanzas en encontrar un trabajo ni siquiera vaya a darse de alta como demandante de empleo para centrarse en otras tareas no laborales como por ejemplo estudiar en el caso de los jóvenes. Es cuando cambia esa percepción negativa sobre el mercado de trabajo cuando estos colectivos optan por buscar activamente un empleo. Según datos de Eustat, en relación al momento más crudo de la crisis la población activa de la CAV ha aumentado en unas 30.000 personas.

Pero hay otros factores que explican por qué el paro tiende a caer en zona plana mientras el empleo despunta. La cifra de afiliados a la Seguridad Social de cada mes que normalmente se hace pública se elabora a partir de una media de todas las altas y bajas producidas en esos 30 días. Eso explica que, incluso siendo el termómetro más aséptico para medir cómo evoluciona el mercado de trabajo, la media de afiliados no sea exactamente el número real de personas que trabajan en Euskadi.

En un contexto laboral muy volátil marcado por la temporalidad y los contratos cortos, hay un segmento de la población que se maneja en una franja en la que se combinan, en un mismo mes, jornadas de trabajo con otras en el paro. Por eso hay una parte de las altas en el sistema -hay que recordar que un mismo trabajador puede estar contratado y dado de alta en dos empresas distintas el mismo día- que no contribuyen a sacar a esas personas de las listas del paro al cierre del mes.

En cualquier caso, que el número de trabajadores está creciendo es un hecho, y así lo ratifican las encuestas. A falta de conocerse el dato del cierre del año, Eustat calcula un ascenso anual de 13.500 empleos en el tercer trimestre en relación al mismo periodo de 2018, y el INE de 8.500. Es decir, el empleo mantiene una senda alcista, aunque sí es verdad que las cifras de la Seguridad Social son las más optimistas.

En este sentido, el margen positivo en 2019 es de casi 18.500 afiliados vascos más, un paso adelante de la misma magnitud que los del periodo 2015-2018. Tras el arranque de 2014, en el que Euskadi recuperó 12.000 cotizantes a la Seguridad Social, los ejercicios siguientes se han manejado en valores estables que van desde los 20.700 más de 2015 a los 17.300 de 2016. La progresiva ralentización de la economía, que ha pasado de crecer el 3% para acomodarse en el listón de los dos puntos, no ha hecho mella en la curva de empleo.

Sin embargo, este menor crecimiento, muy asentado además en el sector servicios y por tanto en actividades con mayor temporalidad y contratos parciales, sí se traduce en un descenso del paro más magro. Los 5.512 desempleados menos de 2019 contrastan con los 7.800 menos del ejercicio anterior, los 8.600 menos de 2017, los 13.800 de 2016 o los 15.700 de un año antes, es decir, tres veces más.

También si nos vamos a la tasa de paro queda camino por recorrer hasta volver a 2008. Antes de la crisis Euskadi logró reducir el paro hasta niveles de entre el 4 y el 5%, según la estadística, mientras el último dato de 2019 es superior al 9%.

nuevos trabajadores. La Seguridad Social recuperó el año pasado 18.500 afiliados en la CAV, al mismo ritmo que en el periodo entre los años 2015 y 2018.

menos parados. El número de desempleados baja en 5.500, lo que supone la cifra más pobre desde 2014 y la tercera parte respecto al descenso del año 2015.