UN año. Fue en abril del año pasado cuando las nuevas rayas azules y los parquímetros llegaron a Benta Berri, Errotaburu e Ibaeta. Tras semanas de protestas, no consiguieron asentarse en los polígonos empresariales y tampoco en Illunbe. En áreas en las que sí lo hicieron, como Ondarreta y Pio Baroja, los huecos vacíos siguen abundando. Y, solo doce meses después, la extensión de la OTA en el Oeste de la ciudad espera una revisión que, según promete el Gobierno municipal, será consensuada e inminente.

Fue en los primeros días de abril de 2011 cuando empezaron a trabajar en las calles de Benta Berri y Ondarreta los nuevos agentes de Eysa, la empresa encargada de gestionar el aparcamiento de pago en la ciudad. Tras semanas de protestas en los parques empresariales, los primeros días de OTA en Benta Berri y Ondarreta fueron algo caóticos y los controladores se dedicaron, principalmente, a resolver las dudas de los conductores y a enseñarles a utilizar los parquímetros que, a diferencia de la mayoría de los existentes hasta el momento, requerían el número de matrícula de los vehículos para poder sacar el correspondiente tique. Fue una de las cosas que hubo que aprender la pasada primavera.

matrículas y vao

Aprendiendo

En abril empezaron funcionando a modo de prueba y cuando llegaron las primeras multas, las calles se vaciaron. Algunas, con el paso del tiempo, empezaron a ser más frecuentadas pero, doce meses después y con el sistema asentado, en otras áreas sigue habiendo grandes huecos entre un coche y otro. Eso, inevitablemente, ha reducido los ingresos previstos, igual que el haber suspendido el pago en plazas de aparcamiento de los polígonos y en Illunbe.

Los huecos abundan, asimismo, en parte del campus universitario. También la implantación en Ibaeta fue polémica y protestada por los estudiantes que, para empezar, pedían tarifas más asequibles para los universitarios. En la actualidad, sus precios son ligeramente inferiores a los de los conductores habituales: si la tarifa normal establece que por aparcar cinco horas en la zona verde (la más asequible, la que se ha aplicado en el campus) hay que pagar 2,08 euros, los estudiantes deben abonar 1,82 euros. Pero ese descuento no es suficiente para los universitarios de la UPV.

Precisamente en el entorno del campus los antiguotarras descubrieron el año pasado por estas fechas una nueva modalidad de OTA: la que se aplica en los espacios reservados a los vehículos de alta ocupación. El símbolo de un coche con tres personas pintado en el suelo indica que en parte del entorno de las universidades solo pueden estacionar los coches que lleven a tres o más ocupantes y, en este caso, se benefician de una tarifa mucho más económica: 0,62 euros por esas cinco horas aparcados en la zona verde. Aunque poco a poco parece que el número de usuarios crece, en estas áreas sigue habiendo huecos importantes.

La OTA en el campus, precisamente, fue también contestada en su momento por los grupos de la oposición en el Ayuntamiento la legislatura anterior, contrarios a que se regulara el estacionamiento en los parques empresariales. Así las cosas, el cambio de Gobierno el pasado mes de junio abrió, de nuevo, la cuestión de la ampliación de las zonas OTA. En principio, Bildu y el alcalde, Juan Karlos Izagirre, se mostraron contrarios a que hubiera rayas azules en polígonos, universidades o aparcamientos disuasorios como los de Ondarreta, Igara o Illunbe. Y decidieron crear un grupo de trabajo con el resto de partidos y técnicos para revisar la ordenanza.

en breve

Más cambios

Tras meses de trabajo, parecía que en breve iba a haber una nueva propuesta consensuada. Aunque hace solo unas semanas el PP denunció que el grupo se había "roto" después de que el Gobierno municipal anunciara la eliminación de las plazas de rotación en las calles situadas entre la avenida de la Libertad y el Boulevard, que pasarían a ser de uso exclusivo para los residentes. De todos modos, tras el último Pleno, el Gobierno municipal decidió suspender esta decisión hasta trabajarla con el resto de grupos y técnicos.

A la espera de una nueva propuesta de ordenación del estacionamiento, los conductores habituales en los aparcamientos de Benta Berri y Ondarreta se enfrentarán próximamente, además, a otro cambio: el parking disuasorio de Ondarreta desaparecerá para permitir, a finales de año previsiblemente, la construcción de un nuevo edificio de la UPV, propietaria del solar.

Precisamente, es el parking disuasorio uno de los lugares más frecuentados por los conductores antes y después de la implantación del sistema de pago: es un aparcamiento en el que se aplica la tarifa verde (la más económica) y en el que, al contrario que en el resto de zonas, se permite estacionar todo el día (hasta nueve horas), lo que ha hecho que la mayoría de los trabajadores del entorno acudan a él en busca de una plaza de rotación.

Sin embargo, las 200 plazas que ofrece este lugar desaparecerán después del verano, lo que afectará al aparcamiento en la zona independientemente de las repercusiones que pueda tener en estos ámbitos la revisión de la OTA.

En breve, por lo tanto, habrá más cambios en esta zona, solo un año después de que los vecinos de Benta Berri y trabajadores de la zona empezaran a convivir con parquímetros y rayas azules y, finalmente, acabaran acostumbrándose a ellos.