- Una de las cuatro semifinalistas del Laboral Kutxa Emakume Master Cup de mano parejas con pelota goxua, competición aplazada sine die por la pandemia mundial de coronavirus, es Maite Ruiz de Larramendi. A sus 46 años, esta pelotari natural de Beasain sigue al pie del cañón y habla desde su domicilio de la localidad navarra de Sarriguren sobre el COVID-19 y su deporte. Y tiene mucho que decir de ambas cosas, porque hasta el pasado mes de octubre trabajó como técnico de radiodiagnóstico en el Hospital Virgen del Camino de Pamplona, mientras que su hoja de servicios en los frontones -incluido el trinquete- es amplia y está repleta de grandes y numerosos éxitos en diferentes disciplinas. Tal vez el más representativo de todos sea el que logró en el Mundial de Pelota de 2010 en Pau (Francia), donde se colgó la medalla de oro en la modalidad de paleta goma en trinquete (ganó la final en compañía de la también guipuzcoana Itsaso Urkizu) y donde además fue elegida mejor pelotari de la competición entre más de 500 participantes, mujeres y hombres, de diferentes países. Una todoterreno de la vida y el deporte que se toma el encierro en casa con filosofía, consciente de que es necesario para poder recuperar la normalidad en el futuro.

¿Cómo se entrena una pelotari sin salir de casa?

-Como todos, dependiendo un poco del espacio disponible. Hay algunos que tienen jardín y se apañan ahí, pero otros que vivimos en pisos tenemos que buscar otras alternativas, como pelotear contra la pared para mantener un poco las manos, porque si no se ablandan y pierdes lo que tenías. Y luego está el aspecto físico. Suelo hacer ejercicios que ya conozco y también tiro bastante de Internet. Normalmente son ejercicios que parecen una chorrada, pero son intensos y es la manera de mantenerse en forma. Hay que buscar en cada recoveco y darle al ingenio. En un pueblo tienes sitio para poder salir en un trozo al aire libre para poder correr, pero yo al menos tengo la elíptica para hacer fondo.

¿Cuál es su rutina?

-Todas las tardes hago la preparación física: primero trotar bastante rato en la elíptica y luego 20 minutos de ejercicios sin parar. Los primeros días hacía 30 o 40 segundos intensos y luego descansaba, pero ahora ya hago los 20 minutos seguidos. Y por las mañanas intento pelotear contra la pared.

¿Se quejan sus vecinos?

-(Risas) Procuro no molestar. La pelota goxua no hace mucho ruido, pero con la mixta intento darle al aire imitando el golpeo y agarrándola, sin que golpee contra la pared. También tengo una perra (se llama Nuka) y, cuando la saco a la calle, me llevo una pelota e intento botar o pelotear en cualquier sitio.

En tiempos de confinamiento, quien tiene un perro tiene un tesoro...

-Sí, pero no soy de los que aprovecha para irse muy lejos. A mi perra no le gusta mucho la ciudad y la verdad es que enseguida tira para casa. En el pueblo (Eulate) es diferente.

¿Por qué no se ha quedado allí?

-Porque mi madre fue a Benidorm y en el autobús hubo un contagiado y ha estado en cuarentena, aunque por suerte no ha tenido ni ha manifestado ningún síntoma, pero es algo que siempre da respeto. Además, una de las profesoras de un curso que estoy haciendo en el Instituto Navarrro de Deporte para deportistas de alto nivel también dio positivo y nos mandaron a todos a casa antes incluso de que se decretase por primera vez el estado de alarma. Así que, con estos dos antecedentes, decidí no ir al pueblo con mi madre por precaución, aunque le llamo dos o tres veces al día, las que haga falta.

Volvamos a la pelota. Ahora juega a mano y está clasificada para unas semifinales de parejas que se iban a disputar el pasado 14 de marzo. ¿Qué pasó?

-Íbamos a jugar el fin de semana que se decretó el estado de alarma y hasta el miércoles anterior no supimos qué iba a pasar. Iker Amarika, expelotari y organizador del Laboral Kutxa Emakume Master Cup, nos decía que no tenía noticias del Ayuntamiento de Beasain, que era donde se iban a jugar las semifinales, pero ese mismo miércoles por la tarde ya nos comunicaron que se paralizaba todo hasta nuevo aviso. Creo que es una decisión acertada porque la pelota la vamos a tener ahí siempre y ahora lo primero es la salud de todos y tener un poco de cabeza, no ir por ahí haciendo el chorra como alguno. ¿Cuántos niños hay en casa que no tienen un balcón para poder salir a la calle? Si esos pobres críos aguantan, cómo no vamos a aguantar los adultos, que en teoría tenemos más cabeza.

¿Se atreve a pronosticar cuándo se podrá retomar la competición?

-No lo sé. Si tengo que decir algo, para mí, en junio, pero a ver de qué manera. No sé si con el frontón vacío o con algo de gente. Igual, en vez de todo el aforo, la mitad. Pero no lo sé. No veo ni la tele. Miro un poco en el móvil las noticias y basta. Nunca he sido de ver todas las miserias porque no te ayuda nada y no puedo aportar más que quedarme en casa. No sé hasta qué punto nos dicen toda la verdad y esto al final es un comecocos.

¿Se agobia en casa?

-Lo he cogido a gusto porque siempre ando corriendo de un lado para otro. Soy casera, pero todos tenemos necesidad de que nos dé el aire. De hecho, el otro día nevó y me dieron ganas de salir, pero hay que aguantar. No sabemos cuándo ni cómo, pero saldremos. Supongo que ya estarán pensando una fórmula, porque poco haremos si nos dan suelta a todos de golpe.

¿Está trabajando?

-Ahora mismo no. Estaba de técnico de rayos, pero justo ocuparon mi plaza en octubre del año pasado después de llevar desde 1998 trabajando. Como iba a haber unas oposiciones en diciembre, me abrí el paro para en esos dos o tres meses poder estudiar, porque, si no, entre la pelota y el trabajo, se me hacía difícil prepararlas. Pero me salió un desastre y continúo en el paro, pero, si no, la crisis me habría pillado en el hospital.

Con tanta demanda de sanitarios, ¿no le han llamado?

-No, porque donde más se necesita es en urgencias y no donde yo estaba, que, salvo que empiece a haber bajas por contagios, catarros o lo que sea, todo está cubierto.

Por lo que dice, su teléfono puede sonar en cualquier momento...

-Sí, pero da respeto.

Si le llaman, ¿iría?

-Desde luego, pero da cosa.

¿Cree que la pandemia y todo lo que se deriva de ella nos va a cambiar la forma de vida?

-Pienso que sí, porque, si no, caeremos otra vez enseguida. Dicen que a este bichito tan pequeño le detiene más el calor, pero no sé si está haciendo mucho por aquí. Lo único que espero es que se haga todo con cabeza. Y en cuanto a la pelota, lo importante es volver a jugar, sea cuando sea. Que podamos coger la pelota y salir a la calle a jugar. Tenemos un grupo de pelotaris en el que nos hablamos y todas tenemos unas ganas enormes de ir al frontón. Alguna ya se ha recorrido medio mundo en la cinta de correr (risas). Hace gracia, pero todo esto está sirviendo para que abramos la mente y veamos que se puede vivir de otra manera y no tan a lo loco y tan estresados. Espero que nos sirva de lección.

"Por las mañanas intento pelotear contra la pared, para no molestar a los vecinos, y también cuando saco a mi perra 'Nuka"

"No sé hasta qué punto nos dicen toda la verdad y esto es al final un comecocos, pero saldremos, aunque no sé cuándo ni cómo"

"Si aguantan en casa esos pobres niños que no tienen ni balcón, cómo no vamos a aguantar los adultos, que en teoría tenemos más cabeza"