Duración: 49:27 minutos de juego.

Saques: 2 de Olaizola II (tantos 8 y 13).

Faltas de saque: Ninguna.

Pelotazos: 413 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 5 de Irribarria, 9 de Olaizola II y 3 de Urrutikoetxea.

Errores: 7 de Irribarria, 1 de Rezusta, 2 de Olaizola II y 2 de Urrutikoetxea.

Marcador: 0-1, 0-2, 1-2, 1-4, 4-4, 4-13, 5-13, 5-16, 6-16, 6-18, 8-18, 8-21 y 9-22.

Apuestas: Se cantaron posturas de salida de 100 a 70 a favor de Irribarria-Rezusta.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo tercera jornada de la liguilla de cuartos de final del Campeonato de Parejas de la LEP.M disputado en el frontón Beotibar de Tolosa. Buena entrada. En el primer partido, Elezkano II-Garmendia ganaron a Elordi-Bikuña (22-10). En el tercero, Peio Etxeberria-Oier Etxebarria vencieron a Darío-Tolosa (9-18).

Un escalofrío en el espinazo. Domingo de gloria. O de terremoto. Sin medias tintas. A Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea les lucen los balazos en el ala. No son cien batallas. Son miles. "Un deportista de élite tiene que saber funcionar en este tipo de partidos", afirma el delantero de Goizueta, el más veterano del cuadro profesional, cuyo currículum se tachona de escarapelas en todas las modalidades: uno de los grandes. La gestión del límite es una de las virtudes de los dos manistas de Baiko Pilota, agazapados en la penúltima posición de la tabla clasificatoria del Campeonato de Parejas aún, pero con un triunfo, el logrado ayer en el Beotibar de Tolosa ante Irribarria-Rezusta, que sabe a miel de brezo, pura dulzura, y huele a fruta madura, puesto que les otorga preponderancia sobre sus adversarios para entrar en el play-off. En el todo o nada, en la obsesión por el instante, en el vuelo de la moneda en el aire, los azules dieron toda una lección en el trámite de los recursos.

Sus rivales, incómodos todo el Parejas, siguieron montados en la montaña rusa que les lleva arriba y abajo en cada jornada. El tortuoso viaje de los campeones de 2017 tuvo en Tolosa su peor parada. Su Vietnam privado. A los bombarderos se les encasquilló el estilo, enzarzados en una red de la que no supieron salir. De lado a lado. Iker Irribarria y Beñat Rezusta no estuvieron a la altura de sus adversarios. Desconocidos. Era el momento. Era el lugar. Naufragaron. Sin paliativos. El delantero de Arama no encontró huecos. Le está costando. Olaizola II le buscó las cosquillas con éxito. Rezusta, entretanto, trabajador, pasó dificultades para castigar a su homólogo, que llegaba con las dudas de la mano derecha y asomó vital. Beñat no jugó tranquilo. No pudo mandar. Y la cita, prácticamente decisiva, se les escapó entre los dedos como un puñado de arena.

El castillo de naipes de los de Aspe estaba construido en base a una premisa: ganar significaba situarse entre los seis primeros del Parejas de forma matemática y, por tanto, respirar hondo y resetear una andadura forjada a trancas y barrancas, entre nubarrones y claros. Sin embargo, la dolorosa derrota del Beotibar cambia los papeles del guion de cabo a rabo: Irribarria-Rezusta tienen que ganar el sábado en Iruñea a Laso-Albisu sí o sí y esperar una derrota el domingo en Bilbao de Olaizola II-Urrutikoetxea frente a Ezkurdia-Martija. A los de Baiko, que voltearon el calcetín, por contra, les basta con clavar el mismo desenlace que los zurdos. Ninguno de los rivales se juega nada.

El sueño de Irribarria y Rezusta se derrumbó con un golpe de aliento de Aimar y Mikel: un soplido, un huracán. Escombros y una caricia en el espinazo. La propuesta de los pegadores se sostenía por jugar recto. Nada más lejos de la realidad. Olaizola II sabe de qué va el negocio. Actuó de artificiero. Asumió el mando desde el inicio en el que, quizás, haya supuesto su actuación más completa de todo el Parejas. El tictac le viene bien. Desde el 4-4 en los primeros compases, los de Baiko Pilota dieron un golpe de autoridad. Pusieron una pica en Flandes ante la necesidad. Urrutikoetxea entró en la dinámica a la perfección. La meta estaba clara: enredar, buscar el perfil diestro y asegurar el golpe. ¡Bingo! ¡Eureka! Redondearon el círculo. Aimar dio un clínic a favor de obra. Mikel sujetó. Perfecto.

La borrasca sacó a Irribarria, indolente y romo, y a Rezusta de la peana de la cátedra. Encajaron una tacada de nueve tantos y el choque se les marchó (4-13 y 5-16). No hubo apenas estertores, ni cambiando de pelota ni aprovechando errores rivales, que fueron contados -dos por barba-. En los cuadros alegres, el campeón del Manomanista regaló y se precipitó en una huida hacia delante que no favoreció a sus intereses. El vaso de su paciencia tenía la capacidad de un chupito. Olaizola II-Urrutikoetxea noquearon en un suspiro. ¡Cómo cambia la historia! A un golpe de escalofrío.