- “Parece que la paloma cada vez entra más tarde” es una afirmación cada vez más recurrente entre los cazadores que cifran esa demora en torno a unos 30 días, aunque esa circunstancia está condicionada por la climatología. Muchos aficionados son conscientes del cambio de hábitos migratorios para subrayar que “estamos a mediados de noviembre y ahora es cuando han empezado a pasar, aunque iban muy altas”, apuntaba el miércoles el hernaniarra Joseba del Valle, editor del blog fiebreazul.com, dirigido a los amigos de la caza de la paloma torcaz al pase.

Hasta el martes, la temporada era una de las peores que recuerdan los aficionados. El gasteiztarra Juan Carabias la compara con la vivida en 2019, que “junto a la actual, son las dos peores que yo recuerdo”. Y eso que en la actualidad disponen de información muy puntual que se facilitan unos cazadores a otros. “Todos tenemos mucha información y si sale un bando de Valcarlos, Quinto Real... ya nos lo están diciendo, y en mi caso tengo contacto con compañeros que están en Urruña, Oiar-tzun, Tolosa, Segura, Idiazabal, Ordizia... y así hasta Madrid estamos en contacto a través de WhatsApp”.

Los cazadores saben que la migración de la torcaz depende de la climatología y muchos de ellos pusieron toda su esperanza en la ventana de buen tiempo que se abrió el miércoles, “con un día claro y despejado, porque sabemos que con nieblas, lluvias y mal tiempo se aplanan y no salen”, coinciden ambos aficionados.

El cambio de las condiciones meteorológicas de mediados de semana permitió una gran entrada de torcaces por todos los pasos habituales, provenientes de las zonas “de Francia en las que estaban alimentándose de maíz, cogiendo fuerzas para seguir su migración y esperando una ventana de buen tiempo”, apunta Del Valle. Añade, sin embargo, que las que pasaron “eran más para ver que para cazar”.

La ventana de buen tiempo ha permitido el pase por las zonas habituales de en torno a un millón de ejemplares, que supone algo más de la mitad del número que se contabiliza en un año normal, y que está muy por encima de la campaña de hace dos años, cuando apenas fueron únicamente unos 360.000 ejemplares los que completaron la migración.

Pero lo cierto es que los numerosos bandos que han empezado a pasar esta semana estaban fuera del alcance de las escopetas. “El miércoles hubo una hora y media o dos horas que fue increíble”, pero “parece que han interiorizado el modo en el que tienen que hacer el viaje, porque viven entre 8 y 15 años y han cambiado el ciclo migratorio que antes empezaba y terminaba, mientras que ahora empiezan el viaje, están en Francia para alimentarse, y cuando ven un día bueno terminan la migración”.

Ademar de apuntar que “la zona de Urruña, Irun, la costa y la N-I es propicia para que pasen con el viento sur, mientras que prefieren el viento norte para pasar por Etxalar, Quinto Real y Valcarlos”, Del Valle sostiene que cada vez se ve menos paloma con viento sur y subraya que “esta vez han empezado a pasar a 10 de noviembre, en un día sin viento y sin nieblas”. Ante esa realidad muchos cazadores se están quedando “con las ganas”.

Así están viendo transcurrir el esperado pase los cazadores del sur de los Pirineos. Antes del miércoles, apenas se habían detectado algunos pequeños bandos que, ni mucho menos, eran suficientes para satisfacer la ilusión y las esperanzas puestas por numerosos cazadores de Euskal Herria. Y la altitud a la que han pasado a partir de esa fecha ha resultado inalcanzable desde la altura de los puestos.

Aunque el puesto habitual de Carabias está en el Puerto de Vitoria, también se ha desplazado este año a una zona próxima a Salvatierra y esta misma semana ha tenido la oportunidad de acercarse “a la Sierre de la Demanda burgalesa, frente a los puestos de Alarcia, que están considerados como de los mejores de España”. Pero el resultado ha sido similar en todos los casos: “Salvo un pequeño bando que entró el martes a un collado de al lado, no hemos visto nada de nada”.

El cambio detectado a partir del miércoles tanto en Araba como en Gipuzkoa y Nafarroa, permitirá dar continuidad a una campaña de caza de diario se cerrará el 15 de diciembre en territorio arabarra y a partir de esa fecha y hasta el 31 de enero se podrá cazar sábados, domingos y festivos. Carabias apunta sin embargo que “lo que no has hecho para mediados de noviembre, no lo vas a conseguir más tarde”.

Hasta mediados de semana se habían hecho algunas pequeñas perchas al inicio de la temporada en los puestos de esa provincia, pero en el caso de Carabias apenas se ha llevado a su zurrón tres o cuatro ejemplares. Además, pone como ejemplo a unos hermanos jubilados que “el pasado año sumaron más de un centenar de torcaces pero este año apenas llevan cinco entre los dos”.

La escasez de palomas contrasta con la abundancia de malvices, y aunque algunos cazadores rechazan cazar ese tipo de aves, quienes optan por ellas han conseguido buenas capturas en todos los territorios. Del Valle apunta que “estaba siendo un año normalito, pero a partir del 3 o 4 de noviembre la entrada fue bestial, tal vez por el temporal que entraba por el norte”. Pero el gran número de capturas lleva a Carabias a matizar que “igual deberíamos autocontrolarnos un poco y ponernos nosotros mismos un límite de piezas”.

La ventana de buen tiempo ha permitido el pase por las zonas habituales de en torno a un millón de ejemplares