- El Giro de Italia, que no pudo ser en mayo, propuso en octubre, entre las hojas muertas, un descenso para darle más velocidad a la contrarreloj de arranque de la carrera. La corsa rosa tenía prisa como un lunes por la mañana, donde se trata de no tropezar con el mobiliario mientras se encuentra la puerta para salir disparado hacia la rutina. La del Giro será de 21 días. Sonó el despertador y Filippo Ganna se vistió de rosa de un respingo. Fue tan veloz el italiano, un rayo tremendo, carretera o trueno, que se pasó toda la tarde sentado en la mecedora, haciendo tiempo, contemplando la escena de su victoria rotunda. Nadie fue capaz de igualar su estruendo. Recorrió los 15 kilómetros entre Monreale y Palermo en apenas 15:24. Un registro sideral. Ganna, un gigante de 1,93 metros, campeón del Mundo contrarreloj, resultó inalcanzable para el resto. En Monreale Ganna era arcoíris y en Palermo, rosa. Fundió todos los colores. De su arcoíris centrifugado salió el maillot y la mascarilla rosa. Hasta en la pandemia en el Giro hay que ir a juego.

Geraint Thomas aspira al rosa en Milán. Para ir a su encuentro, el galés madrugó en la crono. Se alejó de la lógica y la liturgia que dice que los favoritos a la general esperan arremolinados al final. Thomas había leído el viento revoltoso del sur y se dejó llevar por él. Acertó con el parte meteorológico. Su apuesta fue la ganadora. Tomó la decisión correcta. "Me vacié y estoy bastante contento con el resultado", argumento Thomas. Simon Yates, a 26 segundos del galés, también optó por ponerse pronto en marcha. Los británicos y sus costumbres. A ambos el viento les empujó hacia una sonrisa cuando se hizo el recuento de tiempos. Ese mismo viento fue un puñetazo en el rostro de Vincenzo Nibali, que se de dejó 1:06; Jakob Fuglsang, que concedió 1:24, o Steven Kruijswijk, que perdió 1:21 respecto al galés. Todos ellos prefirieron salir más tarde y se estrellaron contra el reloj. El viento jugó con su destino y les penalizó con un pérdida por encima del minuto sobre el galés. Incluso palidecieron ante Yates, un escalador, que salió bien parado, al obtener un renta de 40 segundos con el resto de favoritos, por ocupar la rampa de despegue antes que otros.

El trazado era algo así como subir un puñado de escaleras, hasta la catedral, y lanzarse en picado para después posarse tras una recta eterna que daba a la Vía della Libertá. En el medio, un pasaje para el vacío durante tres kilómetros antes de planear en línea recta. El escenario idóneo para la descomunal potencia de Filippo Ganna. Se trataba de unir Monreale y su maravillosa catedral normanda, construida en 1174 por Guillermo II, con Palermo, la capital de Sicilia, tan bella como decadente. El saqueo de la ciudad por parte de la mafia también ha contribuido al aspecto ruinoso de muchos rincones de un lugar fascinante, repleto de arrugas, vida y costurones. Monreale y Palermo los cosió un relámpago. Un recorrido tan veloz, tan para bólidos, que a uno no le daba ni para saborear un brioche en el horno de Sicilia, con ese calor tan suyo, con el termómetro danzando por encima de los 30 grados cuando comenzó la pasarela de ciclistas y 25 al apagarse la primera tarde de la carrera italiana.

En esa distancia, apenas 15 kilómetros, con un descenso rapidísimo, se estrelló Miguel Ángel López, que salió en ambulancia del Giro después de una caída extraña. La bicicleta del colombiano botó sobre un bache y López no pudo domar el trallazo de la montura. Se soltó de una mano, perdió el control y volteó por encima de las vallas.

Filippo Ganna, campeón del Mundo de la especialidad en Imola, se saltó todos los límites de velocidad para alcanzar su sueño. Joao Almeida fue el primer líder de la prueba con un brillante registro de 15:46 que mejoró las marcas de Rohan Dennis, doble campeón mundial de contrarreloj, o de Simon Yates. Eso era así hasta que irrumpió Ganna, un bisonte en estampida. El italiano pulverizó el registro del portugués. El campeón del mundo contrarreloj pilotó su bólido a 106 km/h durante el descenso, que se cobró la piel de Campenaerts, que estaba llamado a oponer resistencia a Ganna. Perteneciente a la estirpe de los pistard, Ganna, un coloso con pose de mantis religiosa sobre la bici, no hizo prisioneros y marcó una media de 58,83 km/h (récord en una crono del Giro borrando los prólogos) para lucir el primer rosa de su vida, les de Palermo. "Es un resultado fantástico y es una gran emoción vestir la maglia rosa en mi primer Giro", estableció Ganna, cuya tarea a partir de ahora será ayudar a Thomas para que el último rosa del Giro pertenezca al galés. Thomas se pone en hora.

Primera etapa y general

Pello Bilbao

Jonathan Castroviejo

Óscar Rodríguez

Víctor de la Parte

Alaphilippe, de estreno. La Liega-Bastoña-Lieja se disputa hoy con la presencia de Julian Alaphilippe, que portará por primera vez en competición el maillot de campeón del Mundo. Junto al francés, para hacerse con La Decana, la clásica que contará con un trazado de 256 kilómetros, competirán Hirschi, vencedor de la Flecha Valona, Pogacar, campeón del Tour, Woods, Cosnefroy o Kwiatkowski. Valverde, uno de los grandes dominadores de la prueba, no estará en la salida de la clásica belga que sumará 11 cotas.

Van der Poel, imparable. Otro de los fenómenos recientes del ciclismo, Mathieu van der Poel, se exhibió para conquistar el BinckBank Tour. El neerlandés atacó a 77 kilómetros de meta para lograr el triunfo de etapa y llevarse la general de la prueba. Tras su ataque alcanzó a la fuga que marchaba por delante y cuando restaban aún 51 kilómetros para la conclusión de la etapa remachó con otro latigazo en solitario en Kapelmuur para quedarse con la gloria.

El colombiano Miguel Ángel López, que sufrió una aparatosa caída y salió despedido por encima de las vallas, tuvo que retirarse