Los Ángeles - Las autoridades locales y federales estadounidenses arrancaron ayer la investigación del accidente de helicóptero en el que perdieron la vida Kobe Bryant, su hija Gianna, de 13 años, y los otros siete ocupantes: el entrenador de béisbol de la universidad de Orange Coast, John Altobelli, su mujer Keri y su hija Alyssa, compañera de equipo de Gianna; la entrenadora de baloncesto Christina Mauser, otra compañera del equipo y su madre, Payton y Sarah Chester, y el piloto Ara Zobayan. La densa niebla en la zona se encuentra en el centro de las investigaciones, que ofrecerán un informe definitivo de lo acontecido en los próximos meses.

El aparato, un Sikorsky S-76 del año 1991 que el exjugador usaba casi a diario para evitar el terrible tráfico de la ciudad, funcionó perfectamente hasta cerca de las diez de la mañana, hora local, cuando se estrelló contra la ladera de una colina en Calabasas, a unos 50 kilómetros al oeste de Los Ángeles. Los riesgos potenciales de un accidente eran tan graves el domingo que el Departamento de Policía de la ciudad desestimó el uso de sus helicópteros de vigilancia de la zona durante esa mañana por la niebla. "La situación climática no cumplía con nuestros estándares mínimas para volar, la niebla era suficiente como para que nuestros pilotos no volasen", aseguró un portavoz policial. Sin embargo, el piloto recibió autorización para volar bajo las Reglas Especiales Visuales de Vuelo, según una conversación de la torre de control de tráfico con él capturada por la web liveatc.net de la que se hacen eco diversos medios estadounidenses. Ese permiso faculta que un piloto vuele en condiciones climáticas peores que las permitidas bajo las Reglas de Vuelo Visual Estándar.

En los últimos segundos de la grabación de la conversación, el piloto pidió un "seguimiento de vuelo", un servicio en el que los controladores tienen un contacto regular con el helicóptero por las malas condiciones climatológicas. Posteriormente, el aparato perdió la conexión. Un testigo visual del accidente, Jerry Kocharian, relató a Los Angeles Times que el aparato estaba volando "inusualmente bajo" momentos antes del impacto y que provocó una fuerte explosión y "una gran bola de fuego". "No sonaba bien y volaba muy bajo. Lo vi caer, pero era difícil distinguirlo porque estaba muy nublado. Nadie podría haber sobrevivido a algo así", dijo. El fabricante del helicóptero colabora con la investigación. - Álex Segura