donostia - La extremo de apenas 22 años logró un hito para el balonmano femenino guipuzcoano, que nunca había llegado tan lejos en un Campeonato del Mundo. Ya no es esa niña tímida que debutó hace seis años en la máxima categoría. Temporada tras temporada progresa y se confirma como una jugadora de alto nivel, y lo mejor de todo es que tiene mucho margen de mejora. Ha jugado ya dos Mundiales, una Champions, ha ganado Ligas, Copas y Supercopas... Con Maitane todo parece ir a una velocidad de vértigo y le espera un 2020 apasionante: quiere luchar por la Liga y la Copa con el Super Amara y aspira a estar en los Juegos Olímpicos y en el Europeo con la selección. Aunque antes hay una cita importante: este mismo viernes en la cancha del Rocasa.

Luce en la foto una plata mundial. ¿Ya se hace a la idea de lo que ha logrado?

-Todavía creo que no soy realmente consciente de lo que hemos conseguido. Llegamos a casa el pasado martes por la noche con una medalla, pero hasta que no lo asimile bien y vea que somos subcampeonas del mundo, no lo voy a apreciar.

Rompieron los pronósticos. Nadie contaba con España para la lucha por las medallas.

-Nosotras mismas íbamos con la intención de meternos entre las ocho primeras y entrar así en el Preolímpico, pero la verdad es que nos veíamos muy bien, incluso en los entrenamientos antes de empezar el campeonato, y fuimos a por todas desde el principio. Ese trabajo ha cundido en la cancha.

Empezaron muy bien contra Rumanía. ¿Eso les dio confianza?

-El partido clave fue ese. Empezamos a tope, súper concentradas, y nos fue muy bien. Todas las jugadoras nos sentimos muy bien. Tampoco sabíamos el punto en el que estábamos, allí no habíamos jugado ningún amistoso, aunque los entrenamientos iban muy bien. Nos pusimos a prueba en ese partido y salió estupendo. Cogimos mucha fuerza. Somos un grupo con bastante gente joven, aunque con un bloque de jugadoras con experiencia, y esta mezcla ha sido buena.

Tras la derrota ante Rusia en la segunda fase, quedaron en manos de Montenegro, que tenía que al menos empatar contra Suecia. ¿Cómo vivieron ese partido?

-Terminamos el partido contra Rusia con mala sensación, porque no había sido nuestro día. Terminamos bastante tocadas. Fuimos a cenar pendientes del resultado del Montenegro-Suecia y cuando el partido acabó y el resultado nos favorecía nos pusimos como locas a saltar, a gritar, a celebrarlo. Estábamos en semifinales. Al final ya se ve que en esos campeonatos es cuestión de un partido, o de detalles. Por poco puedes estar dentro o fuera de las medallas, esta vez salió bien.

Contra Noruega en semifinales se vinieron arriba.

-Teníamos mucha confianza, nos estaban saliendo bien las cosas y llegadas a ese punto queríamos ganar. El trabajo estaba hecho, estábamos bien y solo nos quedaba salir al campo y disfrutar. Sabíamos lo que teníamos que hacer.

Llegaron a la final y ahí estuvieron muy cerca del oro. Entiendo que fue duro cuando encajaron el gol de penalti de Holanda.

-Fue muy duro. Estás a nada de conseguir el oro y quién no quiere ser campeón, estando ahí en la final. Al momento estábamos muy dolidas pero enseguida te das cuenta que has ganado una medalla y de que eres subcampeona.

¿Qué opina de la jugada polémica que acaba con el penalti decisivo a favor de Holanda?

-La regla es que no puedes estar dentro de seis metros. Parece que los brazos de Ainhoa, aunque sea por poco, estaban dentro. Lo pitaron así y ya está, no le hemos dado muchas vueltas, no merece la pena.

Dicen sus compañeras que en cuanto les pusieron la plata se les quitó la pena.

-Sí. Cuando subimos al podio, dijimos: Somos subcampeonas, es increíble esto, no podemos estar tristes.

Son la generación del balonmano femenino estatal que más lejos ha llegado.

-Yo soy muy joven y no tengo mucho bagaje de generaciones anteriores. He ido a disfrutar como una niña pequeña y he vuelto a casa con una medalla, no soy muy consciente.

Con su edad es aventurado decirlo, pero puede ser el gran éxito de una carrera deportiva.

-Sí, sí, al final una plata en un Mundial, que están las mejores jugadoras y selecciones, es increíble.

Inicialmente se había quedado fuera de la lista para el campeonato, pero acabó entrando por la lesión de Carmen Martín.

-Estoy ahí en el límite, en mi posición Marta López está muy bien y hay mucha competencia. Me dio mucha pena por Carmen, yo estaba concienciada de que no iba a ir y de que iba a ver los partidos por televisión con las del equipo. Cuando me llamaron pensé: Voy a ir y a aportar lo que pueda, a disfrutar y ya está. Una vez ahí te concentras y te metes en la dinámica muy fácil.

Ha entrado habitualmente en las rotaciones.

-Sí, al final iba con la intención de aportar lo que fuera, y he jugado bastante. Estoy satisfecha con el nivel que he dado.

Comentó hace poco que el anterior Mundial, el de 2017, le había pillado demasiado joven.

-Todavía soy joven, pero en el anterior tenía 20 años, era de las primeras veces que iba a la selección, tampoco conocía mucho a las compañeras... No sabía cómo iba una gran competición ni lo que era estar tanto tiempo en una concentración. Estaba como un poco perdida. Esta vez ha sido diferente.

¿Cuál es la clave de esta selección?

-La palabra es equipo. Hemos sido un equipo para todo y eso se ha notado fuera y dentro de la cancha. Nos hemos apoyado mucho, hemos sido muy equipo. Además, en mi caso tenía varias compañeras del Bera Bera y otras con las que he coincidido también aquí: María Núñez, Alicia Fernández y Marta López. Tienes mucha confianza con ellas y te sientes más arropada. Conocer a Marta, con la que comparto puesto, me daba tranquilidad.

¿Piensa alguna vez en todo lo que ha jugado y ganado con 22 años?

-Me lo dice mucha gente, pero todos los días vengo aquí a entrenar y a trabajar, y ya está. No le doy muchas vueltas a eso. Con el tiempo supongo que miraré para atrás.

Su debut con 16 años y 9 meses sí que lo tendrá marcado.

-En el día del debut sí que pienso. Fue en Barakaldo. Pero tampoco doy muchas vueltas a decir he conseguido esto y esto. Tengo que seguir trabajando, tengo 22 años, he conseguido mucho pero tengo mucho por hacer, tengo que seguir trabajando, me queda un montón todavía.

¿Cómo estaba aquel día?

-Muy nerviosa, pero también con muchas ganas de trabajar y de poder seguir en el equipo.

Le hizo debutar Imanol Álvarez. Supongo que es un técnico que le ha marcado en su carrera.

-Sí. Cuando me enteré de que volvía, me alegré mucho porque le conozco y sé cómo trabaja, y él sabe cómo soy yo. Me da confianza.

En la absoluta debutó con el actual seleccionador, Carlos Viver.

-Por mi forma de ser, han confiado más los entrenadores en mí que yo misma. Igual ahora tiene que ser al revés, tengo que confiar más en mí y seguir trabajando. Soy muy exigente, tengo que seguir trabajando. Quiero mejorar en todo, con 22 años tengo mucho margen, poco a poco.

¿Se ve ya como una de las veteranas del Bera Bera?

-Puede ser. Veterana pero joven.

Antes era bastante tímida. ¿Se oye más su voz en el vestuario?

-Pues la verdad es que sí, mucho más que desde que llegué, que no hablaba nada. Pero bueno, levantar la voz no. Eso no me sale. En las primeras entrevistas decía sí y no.

Aterrizan, juegan contra el Aula Valladolid y ahora un partido clave frente al Rocasa.

-No hemos tenido tiempo de descansar, casi ni de mentalizarnos. Pero contra el Rocasa siempre son partidos en los que nos jugamos mucho. Sabemos que tendremos que estar muy concentradas.

Vaya 2020 le espera. Con el equipo, a por la Liga y la Copa.

-Vamos poco a poco, partido a partido, y a ver si podemos pelear por los títulos.

Y con la selección tienen Preolímpico, Preeuropeo y, si se clasifican, Juegos de Tokio en julio y agosto, y Europeo en diciembre.

-Si voy a la selección o no vendrá por el rendimiento que tenga en el equipo. Si viene todo eso bien y, si no, a seguir trabajando. Son muchas cosas en un año. Hay que trabajar mucho y estar a tope.