TURQUÍA: Çakir; Zeki Çelik, Kaan Ayghan, Söyüncü, Meras (Min. 72, Müldür); Yokuslu (Min. 46, Demiral), Cengiz Under (Min. 83, Kavehci), Çalhanoglu, Tufan (Min. 46, Yazici), Karaman (Min. 75, Dervisoglu); y Burak Yilmaz.

GALES: Ward; Connor Roberts, Mepham, Rodon, Ben Davies; Allen (Min. 73, Ampadu), Morrell; Daniel James (Min. 94, Neco Williams), Ramsey (Min. 85, Wilson), Bale; y Moore.

Goles: 0-1: Min. 42; Ramsey. 0-2: Min. 95; Roberts.

Árbitro: Artur Dias (Portugal). Amonestó a los turcos Burak Yilmaz y Calhanoglu, y a los galeses Ben Davies y Mepham.

Incidencias: Partido de la segunda jornada del grupo A disputado en el estadio Olímpico de Bakú ante unos 15.000 espectadores.

- Gales tiene una buena colección de jugadores curtidos en la Premier League y dos futbolistas muy buenos, Gareth Bale y Aaron Ramsey, una pareja que hizo trizas a la escuadra turca y de paso clasifica al equipo del dragón para los octavos de final de la Eurocopa. Cuatro puntos (el empate ante Suiza y los tres ante los otomanos) dan para eso en un torneo donde pasan de ronda los cuatro mejores terceros. Ni es casual. Gales, en la Eurocopa de Francia 2016, llegó a semifinales después de eliminar en cuartos a Bélgica.

Otra cosa es Turquía, que llegó a la competición con muchas pretensiones al mando de su entrenador fetiche, Senol Günes, y lo tiene muy difícil para pasar de ronda. De momento, debe derrotar a Suiza en la última jornada del grupo A.

En un partido que comenzó vibrante y transcurrió por los mismos derroteros, intenso y sin concesiones, brilló el talento del futbolista del Real Madrid cedido en el Tottenham y el centrocampista de la Juventus, mientras del otro lado sus referentes, el goleador del Lille, Burak Yilmar, y Calhanoglu, el hombre que dinamiza al Milan, no estuvieron a la altura de la empresa.

La conexión Bale-Ramsey fue tan precisa como suficiente para alterar el partido. Hubo que ver al controvertido delantero madridista ejercer de metrónomo, calculando el pase de ruptura sobre Ramsey que pilló en el limbo a todo el sistema defensivo turco. La primera vez que intentaron esa jugada de laboratorio, a los 23 minutos, Ramsey pensó que estaba en fuera de juego, se precipitó en el remate y se quedó sin el gol. Veinte minutos después hubo una jugada mimética, de nuevo con Bale y Ramsey partiendo de las mismas posiciones, pero esta vez el jugador de la Juventus fue implacable y Gales se fue al descanso con el marcador a su favor.

Probablemente el sesgo del encuentro habría cambiado si Yilmar, el veterano goleador del campeón de Francia, no se hubiera precipitado al rematar un balón franco en una de esas confusas jugadas que siguen al córner, a los diez minutos de reanudarse el partido. Y probablemente otra cosa hubiera pasado si Turquía hubiera aprovechado el subidón que tuvieron sus jugadores cuando Bale falló un penalti señalado en una jugada que se fabricó él solito.

El madridista hizo como dos paradinhas y lanzó el balón a las nubes. Se quedó perplejo, y el portero Cakir también en la jugada inmediata cuando, de lo relajado que estaba, Bale interceptó la pelota y no la puso dentro de las mallas de milagro.

Con más corazón que cabeza, Turquía atacó con todo, Ramsey tuvo tiempo de abortar una ocasión de oro de los otomanos para redondear su actuación, Gales de ampliar el marcador, el árbitro de mostrar su temple al solucionar una tangana con el rigor justo y Bale de mostrar su talento al convertir un córner en el tiempo añadido en una obra maestra de sagacidad, que concluyó con el gol de Roberts.