- ¿Jugar sin público es contraproducente para los equipos que actúan como locales? Hasta la fecha, con dos jornadas disputadas de la Bundesliga y una tercera en curso, se podría decir que sí. Los datos así lo reflejan. Sin ir más lejos, el Borussia Dortmund perdió ayer su primer partido del curso en el Signal Iduna Park y se dejó (casi) todas sus opciones de pelearle el título de liga ante el Bayern Múnich, su verdugo ayer en una soleada tarde. El líder del campeonato germano antes del obligado parón por el coronavirus y que, tras su triunfo de ayer, no exento de polémica, dicho sea de paso, aventaja en siete puntos al Dortmund y en diez, aunque con un partido menos, al RB Leipzig, dio un golpe sobre la mesa para conquistar la octava Bundesliga seguida y la trigésima de su historia. Con solo seis jornadas por delante y un bagaje de 17 victorias y un empate en sus 18 últimos partidos, parece complicado que al conjunto de Baviera se le vaya a escapar el título.

A la primera media hora de efervescente fútbol le siguieron diez minutos de tanteo, de juego más pausado, lo lógico tras el ímpetu con el que ambos saltaron al césped del Signal Iduna Park -quién te ha visto y quién te ve, vacío, sin alma-. El Bayern se sentía más cómodo con el balón bajo control frente a un Borussia Dortmund que maneja los dos registros, el de la posesión y el contraataque, aunque sin generar ocasiones claras de gol. Entonces apareció la figura de Kimmich, quien tiró de clase para inventarse una de las jugadas del año, una precisa vaselina, imposible para Burki, desde la frontal del área tras cortar un balón que se intuía peligroso. La maravilla del polivalente futbolista germano, defensa para Guardiola años atrás, faro del juego del Bayern que apunta a un nuevo título liguero, en el presente fue el premio a la mayor insistencia visitante.

El frenesí inicial del Dortmund le llevó a disponer de una buena acción de ataque en el primer minuto del partido, pero Haaland, más gris que de costumbre, disparó suave tras una salida de Neuer. El delantero noruego apenas pudo mostrar detalles de su fútbol, atado en corto en todo momento por Boateng y Alaba, a quienes se unió otro joven talento, el lateral zurdo Alphonso Davies, todo un descubrimiento y uno de los destacados ayer en las filas del Bayern.

Los locales notaron el golpe del tanto visitante y, pese a la entrada de Can y Sancho tras la reanudación, tardaron un mundo en sacudirse la presión de su rival, que sin hacer nada del otro mundo se sintió mucho más cómodo sobre el verde.

Aun no siendo su tarde, Haaland dispuso de una clara ocasión a la hora de juego. Tras recibir un buen balón dentro del área, armó rápidamente el disparo pero Boateng, que había resbalado previamente, envió el balón a córner tras desviarlo intencionadamente con el codo. No hubo rastro del VAR, desde cuya sala ni siquiera tuvieron a bien avisar al colegiado para que visualizara la acción. Un error grosero que pudo haber cambiado el devenir del encuentro y quién sabe si de la Bundesliga.

La jugada espoleó ligeramente al Dortmund, que se topó con Neuer en un par de acciones y perdió por lesión a Haaland a 20 minutos para el final. El Bayern, que vio el regreso de Javi Martínez y en cuyo banquillo se sentó Álvaro Odriozola, dispuso de varias ocasiones a la contra para sentenciar el choque, entre ellas un disparo de Lewandowski al palo. El marcador no se movió y el Bayern pone la directa hacia un nuevo título de liga.