- El Eibar celebró ayer el sexto aniversario de su llegada a la Primera División, la primera vez en sus 80 años de historia, aunque no hay espacio para la celebración porque la pandemia por el COVID-19 y la situación clasificatoria del equipo no dejan resquicios a la fiesta.

Los méritos del Eibar, no obstante, permanecerán en el recuerdo de los aficionados, ya que se trata de un equipo singular, que se construye con los jugadores que otros clubes muchas veces no ven y cesiones de equipos que saben que los futbolistas que presten al Eibar llegarán revalorizados casi seguro unos meses después.

Esa singularidad también reside en que los azulgranas representan a la ciudad con menor población en la historia de las últimas décadas del fútbol estatal con algo más de 27.000 habitantes, prácticamente los que tenía Almendralejo cuando el Extremadura saboreó un éxito similar, aunque fugaz en el tiempo, en los años 90.

Los eibarreses ya han logrado permanecer contra viento y marea más de un quinquenio, manejando además uno de los presupuestos más bajos de la categoría.

Estas circunstancias no fueron óbice, sin embargo, para que el equipo de Eibar se convirtiera en un modelo a exportar en el fútbol moderno, con una gran eficacia en todas sus inversiones y fichajes y un fútbol distinto, de corte británico y muy efectivo consolidado por su actual entrenador, José Luis Mendilibar.

La Sociedad Deportiva Eibar se fundó con el nombre de Eibar Football Club en 1940 y su principal equipo fue un clásico en los campos de fútbol del territorio guipuzcoano durante décadas, como uno de los rivales siempre a batir, antes de convertirse en otro clásico en la Segunda División española, en la que llegó a estar 18 temporadas consecutivas hasta que en el año 2006 retornó a Segunda B.

Los azulgranas fueron un equipo ascensor, alternando presencias en la Segunda y en la Tercera División hasta que llegó su década gloriosa cuando en la temporada 2012/13 Gaizka Garitano, actual preparador del Athletic, se hizo cargo del puesto de máximo responsable del banquillo armero procedente del filial.

Garitano fue el artífice de la fructífera última etapa, la que ahora disfrutan los armeros, primero con un ascenso rutilante a Segunda B en su primer año y, luego, con un milagroso nuevo ascenso el 25 de mayo de 2014 tras ganar al Alavés por 1-0 y plantarse en la Primera División como campeón, categoría en la que se mantiene a día de hoy a pesar de todas las limitaciones con las que ha tenido que lidiar.

El año 2020 está siendo muy adverso para un club eibarrés que empezó el ejercicio en la zona media de la tabla, pero que, tras ganar solo dos de los nueve encuentros jugados este año, se aproxima a las plazas de descenso.

La vuelta a la competición no coge en el mejor momento al Eibar, que afrontará un calendario que amedrenta a muchos de sus seguidores, con un primer partido en el Santiago Bernabéu ante un Real Madrid que se juega la Liga, cita a la que seguirán partidos ante el Athletic, el Getafe y el Valencia, todos ellos con aspiraciones de ir a Europa la próxima temporada.

El descenso está solo a dos puntos, y lo marca un Mallorca que además tiene el golaveraje a su favor, por lo que incluso en la primera jornada de la reanudación el Eibar podría caer, si se encadenan resultados adversos a sus intereses, a las temidas plazas de peligro.

Por estas razones hay poco que celebrar en el entorno eibarrés por este sexto aniversario, ya que actualmente las preocupaciones de técnicos, aficionados y Consejo de Administración pasan por salvar la categoría, consolidar definitivamente el equipo en la máxima división y seguir demostrando, como expresa uno de los lemas expuestos en su estadio, que “otro fútbol es posible”.