donostia - Mikel Arteta tiene ante sí su primer gran reto en los banquillos, su primera experiencia profesional como máximo responsable de un proyecto después de que el Arsenal haya llamado a su puerta para salir del atolladero en el que se encuentra metido, distanciado de los objetivos que se le presumen por historia y por jugadores.

Arteta ejercerá de jefe en el conjunto londinense. Un desafío que asume tras una provechosa instrucción como ayudante de Pep Guardiola en el Manchester City durante las últimas tres temporadas.

El nuevo técnico gunner regresa a la que fue su casa como jugador entre 2011 y 2016, en una de las etapas más importantes de su carrera profesional. Una prometedora trayectoria que arrancó en La Masía, emigró por necesidad a Francia, se curtió en la dura Escocia, tuvo un breve regreso al hogar y acabó asentándose definitivamente en Inglaterra.

Arteta fue un niño que acaparó portadas antes de tiempo. Con apenas 15 años, las comparaciones con Guardiola fueron habituales. A ello favorecía su posición en el campo, su estilo de juego y el 4 a la espalda que lució en las categorías inferiores culés, a las que llegó siendo solo un mirlo tras una infancia en el Antiguoko, referencia del fútbol base, junto a su inseparable amigo Xabi Alonso.

Pero esos focos sobre él se apagaron al no contar con oportunidades en el Camp Nou. Obligado a explotar su talento en otro lugar, el donostiarra hizo las maletas rumbo a París en diciembre del año 2000. En un equipo muy distinto al actual PSG, su mayoría de edad le hizo madurar también sobre el verde, donde formó un doble pivote encargado de escoltar a dos superclases como Jay-Jay Okocha y Ronaldinho.

El peso ganado en la capital francesa, a las órdenes de Luis Fernández, no pasó desapercibido y muchos equipos se interesaron por él. Sin embargo, el Barcelona continuó reacio a su vuelta y decidió venderlo al mejor postor. El Rangers disfrutó desde entonces de su exquisita técnica y su gran visión de juego, correspondiendo con títulos -triplete en su primera temporada- a un jugador que se adaptó como nadie a un fútbol completamente opuesto a su filosofía.

Dos años en Escocia en los que se hizo hombre, más si cabía, y que le otorgaron el derecho por méritos propios a volver a casa. En el club txuri-urdin coincidió durante unos días con Xabi Alonso antes de que el actual técnico del Sanse se marchara al Liverpool. En la Real, sin embargo, no se pudo ver la mejor versión del jugador donostiarra, y eso desencadenó su salida ese mismo mercado invernal de 2004.

La suerte y la confianza de la que no gozó el centrocampista en Donostia, la encontró precisamente en la misma ciudad a la que emigró su fiel amigo. El Everton de David Moyes le recibió con los brazos abiertos, apostando por su calidad como volante más que como pivote puro. Y en el costado izquierdo el vasco terminó por explotar. De sus botas surgió la mayor parte de la productividad ofensiva del conjunto toffee, y que exhibió también en competición europea.

Elegido como Mejor jugador de la temporada del Everton en dos campañas consecutivas y Personalidad Deportiva del Año en Liverpool, Arteta se convirtió pronto en un auténtico reclamo para los aficionados ingleses. Incluso se llegó a barajar seriamente la opción de su convocatoria con la selección de Inglaterra, al no haber sido llamado aún por España.

Vicente del Bosque quiso evitarlo y convocó al donostiarra por primera vez, pero pocos días después se rompió el ligamento cruzado de la rodilla. Un terrible infortunio que le tuvo prácticamente un año alejado de los terrenos de juego y que, seguramente, le privó para siempre de tener un lugar más que merecido en la mejor generación del fútbol español.

Recuperado de su grave lesión, Arsène Wenger consiguió hacerse por fin con un viejo anhelo el último día del mercado de verano de 2011. En las filas del Arsenal desplegó posiblemente su mejor fútbol, rodeado de grandes estrellas y dejando una huella imborrable durante las cinco temporadas en las que defendió los colores del cuadro londinense.

Sin duda, los aficionados gunners no se habrán olvidado de Mikel Arteta y del fútbol que exhibió en el Emirates. Su regreso es un soplo de aire fresco después de la destitución de Unai Emery y la desafortunada interinidad de Fredrik Ljungberg. Arteta abrió el camino del fútbol inglés a muchos jugadores españoles, ahora los banquillos se abren para que él pueda disfrutar del fútbol desde otra perspectiva. - Efe