arece que fue ayer. Hace apenas dos meses, en la antesala de Omloop Het Nieuwsblad, nos relamíamos con el inicio de una temporada de clásicas que ya ha pasado a mejor vida: reparto de monumentos, buenas carreras y una duda que nadie podrá resolver. ¿Qué habría sucedido de no enfermar Van Aert? La preguntita está cerca de caer en el olvido, porque el curso ciclista se adentra de lleno hoy en un nuevo escenario, el de las grandes vueltas, que este año nos ofrecen un dato llamativo. Por primera vez en la historia, las tres coinciden con salidas en el extranjero. El Giro de Italia arranca en Budapest (Hungría). El Tour de Francia, en Copenhague (Dinamarca). Y la Vuelta a España, en Utrecht (Países Bajos).

negocio

A los románticos no les gustará. Otros se mostrarán más comprensivos con la exportación de las carreras. Y yo digo que a estas alturas resulta extraño que alguien se escandalice ante movimientos de este tipo. Tras Giro, Tour y Vuelta se encuentran empresas que necesitan beneficios para subsistir. Y parece obvio que moverse más allá de la frontera correspondiente incrementa de forma importante los ingresos. ¿Existen líneas rojas que no cabría traspasar? Pues sí, las que impliquen traslados demasiado bestias para el auténtico protagonista de este tinglado, el ciclista, que bastante tiene con encadenar 21 días de competición. Las mayores animaladas hasta la fecha las ha cometido el Giro, que ha salido de Irlanda del Norte y de Israel, pero mucho me temo que alguien las superará más pronto que tarde. Los coqueteos del Tour con Nueva York resultan de sobra conocidos. Y ahora dicen que el propio Giro piensa en un futuro arranque desde África. ¿Desde dónde exactamente? Porque se trata de un continente muy grande...

el favorito

Queda el consuelo de que el desgaste de todo este trajín es y sería el mismo para todos. Los organizadores montan a todo el pelotón en un vuelo chárter y llevan a los ciclistas de aquí allá, cosa que no influye en el resultado final de la carrera. Froome fue, de todas todas, el mejor en aquella corsa rosa corsa rosade 2018 que él mismo inició comiéndose una valla en Jerusalén. Mientras, quien conquiste Verona dentro de tres semanas seguro que lo habrá hecho con todo merecimiento, saliéndose desde Budapest, desde Bolonia o desde Tegucigalpa. ¿Un favorito? Richard Carapaz. Ganó hace tres años y desde entonces solo ha corrido dos pruebas de tres semanas con ánimo de disputar la general: la Vuelta 2020 (segundo tras Roglic) y el Tour 2021 (tercero tras Pogacar y Vingegaard). Tiene nivel, fondo, piernas y equipo para adjudicarse otro Giro.

Oportunidad

Landa, Bardet, Simon Yates, Supermán . Enumerar al resto de candidatos implica reconocer que cada caso tiene sus matices y sus particularidades, pero exige también subrayar una circunstancia común: este Giro supone para todos ellos una oportunidad única. Hablamos de una prueba en cuya salida no están los dos eslovenos intratables, y que solo incluye en el recorrido 26 kilómetros de contrarreloj, la cifra más baja desde la edición de 1962. El caso es que los ciclistas citados no encaran esta vez cronos como para dejarse una minutada, afrontan montaña para dar y tomar y, por muy bueno que sea Carapaz, tampoco van a tener enfrente a un rival imbatible. Si quieren sumar una grande al palmarés (otra en el caso de Yates, que ya ganó la Vuelta de 2019), es ahora o nunca, con permiso igualmente de un Dumoulin que no termina de inspirar confianza. A nosotros, mientras, solo nos queda tomar asiento y disfrutar.

POLÉMICAUn antes y un después ?con las descalificaciones

Mientras el Giro calentaba motores, el ciclismo no se ha detenido durante las jornadas previas al arranque de hoy en Budapest. Desde el martes se disputan los Cuatro Días de Dunkerque, cuya primera etapa deparó un accidentado y polémico esprint. En primera instancia ganó el australiano Sam Welsford (DSM), protagonista de una maniobra que terminó con Arnaud De Lie (Lotto Soudal) y medio pelotón en el suelo. Sin embargo, el movimiento de Welsford, al límite de lo admisible desde el punto de vista reglamentario, significó su descalificación. El asunto ha deparado opiniones para todos los gustos. Más allá de las mismas, una cosa parece clara: desde el 5 de agosto de 2020, la piel de los comisarios es mucho más fina. Aquel día, Fabio Jakobsen casi pierde la vida en una volata del Tour de Polonia.

popularidadgirmay se muda para poder entrenar tranquilo

Biniam Girmay está de vuelta. El ciclista eritreo del Intermarché Wanty, ganador de la Gante-Wegelvem, se marchó a su país tras conquistar la clásica belga y reapareció el domingo en la Eschborn-Frankfurt, carrera que utilizó como puesta a punto antes de iniciar el Giro. Hablamos de un auténtico héroe en la nación africana, donde le recibieron con honores y en los colegios dieron fiesta a los niños para que pudieran disfrutar del multitudinario homenaje. Girmay ha pasado casi un mes allí, dándole tiempo a saturarse ante tanta popularidad. Cuenta que ha tenido que mudarse de casa para poder entrenar tranquilo, aunque, igualmente, algo tendrá que ver en esto el nuevo contrato que ha firmado con el equipo belga. Le han renovado hasta 2026, seguro que a costa de multiplicar también sus emolumentos.