ábado. Doce del mediodía. Jon Agirre (Kern Pharma) sale completamente cojo del hotel de su equipo, en el centro de Eibar. Un auxiliar se interesa por su estado: “¿Qué tal estás?”. La cara del ciclista zumaiarra habla por sí sola, y no en clave positiva precisamente. Solo segundos después, atiende a este periódico y se muestra igual de expresivo, pero ahora con palabras crudas. “Jodido, ando bien jodido”. Le esperan los 135 kilómetros de la sexta y última etapa de la Itzulia, pero tiene poco que hacer en ellos. Lleva tres días penando sobre el asfalto. Todavía le queda un cuarto.

A media tarde, el podio de Arrate encumbró ayer a Daniel Felipe Martínez como flamante vencedor de la ronda vasca. La ceremonia en honor al colombiano, escoltado por Izagirre y Vlasov, acaparó anoche y protagonizará hoy minutos de televisión y páginas de prensa. Pero el ciclismo, la Itzulia en este caso, también tiene otra vertiente menos multitudinaria y mediática, la de los planes que no salen como se esperaba. No es que Agirre se hubiera planteado optar a la general o acercarse a un triunfo de etapa. Pero sí contaba con jugar otro papel en carrera. Las circunstancias no se lo han permitido.

La trayectoria de este residente en Arroa de 24 años nunca ha resultado sencilla. En 2019, se plantó sin triunfos en el arranque de su última temporada como sub-23, vistiendo el maillot del Cafés Baqué. Por fin ganó, en Ereño. Y aquel mismo verano certificó el billete hacia el profesionalismo llevándose la clasificación de la montaña en el Tour del Porvenir. Desde entonces ha conocido, de la mano del Kern Pharma, las dos caras de la élite: participaciones en pruebas de postín e infortunios en forma de caídas y lesiones. Así, lo que ha vivido durante esta Itzulia sirve para resumir dos campañas y media plagadas de obstáculos. Y eso que Jon había preparado muy bien la cita. Sus entrenamientos invernales, allá por el mes de enero, decían que estaba progresando. Se estrenó luego compitiendo en Mallorca, Murcia, Jaén y Andalucía. Y se concentró finalmente en la altura de Sierra Nevada durante 18 días, ya con la ronda de casa en mente.

Cumplió con el expediente en la crono de Hondarribia. El martes no pudo moverse del pelotón, al estar en fuga su compañero Ibon Ruiz. Y el miércoles... “La etapa arrancó muy rápida. Y en una curva a izquierdas se fue al suelo el ciclista de delante. Me lo comí y yo también caí, vuelo incluido”. Jon se levantó y terminó llegando a la meta de Amurrio, donde consultó sus datos en Strava: el accidente se había producido cuando rodaba a 56 kilómetros por hora. “Lo bueno es que no me rompí nada. Lo malo, que me hice una especie de derrame interno en la zona del psoas y la cadera”.

La lesión ha mermado, y mucho, al ciclista guipuzcoano. “Me cuesta dormir. Me cuesta andar. Y en bici me cuesta arrancar. Estos días he empezado a sentirme mejor a partir de la hora y media de esfuerzo, ya en caliente”. Con la molestia o sin ella, a Agirre no le ha dado para intentar ser protagonista y dar visibilidad al maillot. “La Itzulia no es la mejor carrera para correr en estas condiciones. Posiblemente, cualquier ciclista del World Tour se habría retirado, pero quiero intentar terminar”. No pudo. Después de tres días de agonía, el camino hacia Arrate se le hizo ayer demasiado duro y tuvo que parar. “El lunes 18 me tocaría iniciar el Tour of the Alps. A ver si puedo ir”. Hoy se recuperará comiendo en una sidrería con su cuadrilla, la que ayer le animaba en las rampas de Azurki.