Tadej Pogacar le bastó una aparición, de tan fulgurante que es su supernova, para iluminar su latifundio con el sol que emana de su ciclismo. Fue suficiente un destello de súperclase en la segunda jornada del Tour de Eslovenia, un puerto de segunda, a 22 kilómetros de la gloria, para dispararse y concretar su dominio en la prueba eslovena, una carrera a mayor gloria del joven prodigio, que no deja de contar éxitos. Cada vez que se plancha un dorsal, el esloveno es un festejo. Es un fiesta continúa Pogacar, el chico al que le entusiasma el rap y demoler las convenciones desde su insultante juventud. Pogacar se alistó a la prueba para ganarla. Es la acepción de su diccionario, correr significa vencer.

En realidad no existía otra opción aunque las carreras son caprichosas y arbitrarias, siempre dispuestas a enredar incluso en ciclistas de la talla del esloveno. Pogacar, que se encuentra varios peldaños por encima del resto, despegó y nadie pudo rastrear su estela. El esloveno sentenció la carrera el segundo día. Lo hizo cuando le apeteció. Para él, el resto de la prueba fue arrancarle días al calendario a la espera de la orla de fin de curso. Otra vez cum laude el esloveno. En su foto de cierre, su compañero Ulissi, fue segundo, a 1:21, y Matteo Sobrero, tercero a 1:35. Unas diferencias sobresalientes para una prueba de apenas cinco días y sin contrarreloj, un detalle que potencia el ascendente de Pogacar.

No hace prisioneros el esloveno, que desde que comenzó el curso se ha embolsado el Tour de UAE, la Tirreno-Adriático, la Lieja-Bastoña-Lieja y el recién finalizado Tour de Eslovenia. Pogacar es el dueño de su hogar y pretende serlo nuevamente del Tour de Francia, que es la mansión más lujosa del ciclismo. Después de una concentración de casi un mes en Italia, en Sestriere, el aterrizaje de Pogacar ha sido perfecto. Un regreso sin mácula.

El esloveno dominó de punta a punta la prueba que recorre el sistema nervioso de Eslovenia como quiso, a su antojo. Suyo fue el joystick de una carrera en la que contó con el báculo de un equipo que le concede aún mayor jerarquía al joven pensando en el hexágono. El ensayo general de Pogacar para enfrentar el Tour es el mejor posible. "Está mejor que nunca", concede su masajista, Joseba Elgezabal. Solo el nivel de los rivales, de menor impacto, deja una tilde pendiente en la exhibición del esloveno, que ante la invisibilidad de Roglic en el calendario competitivo, aparece como el candidato más sólido para la gloria en París.ABERASTURI Y LASTRA

Además de la profunda huella dejada por la estrella eslovena, el Tour de Eslovenia sirvió para enfatizar el perfil competitivo de Jon Aberasturi. El velocista alavés tocó el éxtasis el viernes. Fue el más rápido al esprint. Abrió la vitrina del año para el Caja Rural y reafirmó sus condiciones para los asuntos de velocidad. Además de la victoria del viernes, Aberasturi acarició el triunfo en la jornada inaugural de la carrera. El gasteiztarra concluyó la prueba con la segunda plaza en la clasificación de la regularidad. En la etapa definitiva, resuelta al esprint, que venció Bauhaus, Aberasturi fue quinto y Enrique Sanz, sexto. Jonathan Lastra, compañero de Aberasturi, cerró el top ten de la general. En otra dimensión, lejos de todos y con la mirada puesta en renovar el título del Tour, Pogacar evita las distracciones.